La Basílica de Luján, en la provincia de Buenos Aires, fue escenario ayer de una concentración en la que sindicalistas, activistas sociales, líderes políticos y representantes de distintas religiones exigieron al gobierno del presidente argentino, Mauricio Macri, un “cambio” del modelo económico, que “pone en peligro la vida y la paz social”. Lo hicieron en una misa convocada por el Frente Sindical para el Modelo Nacional y más de 70 organizaciones gremiales, políticas y sociales, que fue dirigida por el arzobispo de Mercedes-Luján, Agustín Radrizzani. La consigna era “Paz, pan y trabajo”.
Los organizadores aseguraron que la convocatoria no tenía motivaciones políticas, sino que estaba basada en la esperanza de que “se puede estar mejor”, dijo Radrizzani al semanario local El Civismo. En el acto sólo flameaban banderas de Argentina, sin distinciones políticas, ideológicas o partidarias. El texto de la oración que se leyó surgió de reuniones previas entre el arzobispo y representantes de la Federación Argentina de Iglesias Evangélicas, el Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos, la Casa para la Difusión del Islam, la mezquita Taujíd y el Llamamiento Argentino Judío.
“Ante la falta de trabajo por los despidos masivos y la flexibilización laboral de un sistema económico en clave egoísta que prioriza la especulación financiera en detrimento del trabajo, rezamos para que los que gobiernan, oficialismo y oposición, cambien este modelo económico que pone en riesgo la vida y la paz social”, decía la oración. Ese “cambio de rumbo” tiene que hacerse “sin imposiciones”, leyó Radrizzani, en lo que pareció ser una alusión al Fondo Monetario Internacional. “Nuestro pueblo tiene que ser artífice de su propio destino, sin tutelajes ni injerencias”, agregó.
En el sermón, los líderes religiosos aseguraron que “en el pueblo está la capacidad de organizarse y lograr un auténtico cambio” e hicieron un llamado a “no dejar” que les “roben la esperanza”.
Por otro lado, también criticaron el funcionamiento del sistema de Justicia. “Sufrimos un Poder Judicial que cree que hacer justicia es desechar la presunción de inocencia. Concédenos trabajar incansablemente por la justicia, sin la cual es imposible una paz auténtica y duradera”, afirmaba el sermón en ese sentido.
Después de la oración, los cerca de 800.000 presentes –según el conteo de los organizadores– entonaron el himno nacional argentino. Luego, la diputada kirchnerista Vanesa Siley, titular de Sindicato de Trabajadores de la Justicia, leyó lo que denominó “Oración por la Patria”, cuya estrofa final rezaba: “Nos sentimos heridos y agobiados, queremos ser una nación cuya identidad sea la pasión por la verdad y el compromiso por el bien común. Danos la valentía para amar a todos sin excluir a nadie, perdonando a los que nos ofenden y privilegiando a los pobres”.
El secretario general de la Asociación Bancaria, Sergio Palazzo, dijo al diario Página 12, después del encuentro: “Con esta oración ecuménica que nuclea a todos los credos y pensamientos, venimos a exigir que el gobierno mire a la sociedad y no solamente a lo que los mercados y el Fondo Monetario Internacional le reclaman”. Junto a él, asistieron otros referentes sindicales, como Hugo Yasky, secretario general de la Central de Trabajadores de la Argentina, y Hugo Moyano, el dirigente del sindicato de camioneros y ex titular de la Confederación General del Trabajo. También participaron el premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel y los ex gobernadores bonaerenses Felipe Solá y Daniel Scioli, entre otros.