El presidente electo de Brasil, Jair Bolsonaro, participó ayer en Río de Janeiro en una ceremonia religiosa en la iglesia bautista Atitude, de la que su esposa, Michele, es asidua asistente.
Ante más de 4.000 fieles y protegido por un chaleco antibalas, informó Folha de Sao Paulo, el próximo mandatario atribuyó a Dios su triunfo electoral. “Hace cuatro años decidí disputar la presidencia sin partido, sin tiempo de televisión, con gran parte de los medios en contra de nuestras propuestas. Por eso lo que pasó el último domingo sólo tiene una explicación: fue Dios el que decidió. Ningún politólogo consiguió explicar cómo el viejo muchacho con apellido de paloma pudo llegar adonde llegó”.
Bolsonaro dijo además: “Ahora, apelando a mi lado militar, quiero seguir los pasos del duque de Caxias, el pacificador, teniendo a Dios por encima de todos, buscando atender a quienes lo necesitan. Tengo la certeza de que así alcanzaremos el objetivo que no es sólo mío, sino de todos nosotros”.