Cuando Jair Bolsonaro se encontraba todavía en campaña electoral, se conoció la noticia de que un funcionario de la cancillería de Brasil, el jefe del departamento que se encarga de las relaciones con Estados Unidos y Canadá, hacía propaganda a favor del candidato de extrema derecha en su blog. Ese diplomático, Ernesto Araújo, fue designado ayer por Bolsonaro como su canciller.

La sintonía entre Araújo y Bolsonaro quedaba de manifiesto en sus publicaciones. Según informó el diario Folha de São Paulo en octubre, el funcionario de Itamaraty criticaba al Partido de los Trabajadores (PT), al que llamaba “Partido Terrorista”, y llegó a decir: “Fascista es el nombre que dan los comunistas a cualquier enemigo del régimen de terror que el PT pretende instaurar o reinstaurar en Brasil”.

Sobre Bolsonaro, el diplomático afirmó que “el movimiento popular” de apoyo a ese político “no se nutre de odio sino de amor y de esperanza”. Dijo también que sólo recordaba dos momentos en los que hubo una “atmósfera cívica” semejante: durante la campaña que reclamaba elecciones directas en 1984, a la salida de la dictadura, y en el movimiento a favor del impeachment contra la presidenta Dilma Roussef, en 2016.

Araújo declaraba además, según el artículo de Folha, su intención de “ayudar a Brasil y al mundo a liberarse de la ideología globalista”, que definía como “la globalización económica que pasó a ser conducida por el marxismo cultural” y que “es un sistema antihumano y anticristiano”. A partir del 1º de enero, el funcionario tendrá a su cargo la conducción de la política exterior brasileña, que según dijo Bolsonaro, “debe formar parte del momento de regeneración que hoy vive Brasil”.

El presidente electo calificó a Araújo, de 50 años, de un “intelectual brillante”, y destacó que tiene 29 años de carrera como diplomático. También el actual ministro de Relaciones Exteriores, Aloysio Nunes, le dedicó elogios a quien ocupará su cargo en el nuevo gobierno. “Supe, con mucha satisfacción, un sentimiento compartido por mis colaboradores en Brasil y en el exterior, del anuncio del nombre del futuro canciller”, dijo en un comunicado en el que consideró a Araújo un “funcionario ejemplar”, que ejerció con “gran competencia, dedicación y espíritu público” su tarea como jefe del Departamento para Estados Unidos, Canadá y Asuntos Interamericanos de Itamaraty.

Jair Bolsonaro, ayer, en Brasilia

Jair Bolsonaro, ayer, en Brasilia

Foto: Sergio Lima

Al informar acerca de la designación de Araújo, Bolsonaro se refirió también a sus objetivos de política exterior y dijo que se propone “incrementar los negocios con todo el mundo”, pero “sin tendencia ideológica”. Afirmó que “dará preferencia a todos los socios”, “incrementará las asociaciones” y retomará la iniciativa para que Brasil “vuelva a brillar”.

Para empezar

Horas antes, se conocía la determinación del gobierno de Cuba de “no continuar participando en el programa Más Médicos” en Brasil y retirar a los cerca de 11.400 profesionales que trabajan en ese país, en particular en zonas pobres y con poco acceso a los servicios de salud, como las favelas, las periferias de algunas ciudades, el nordeste del país y varias zonas de la Amazonia en las que viven comunidades indígenas.

En un comunicado, Cuba manifestó que tomó esta decisión debido a las declaraciones “amenazantes y despectivas” del futuro presidente brasileño. Agregó que ya lo comunicó a la Organización Panamericana de la Salud, involucrada en este programa, y a “los líderes políticos brasileños que fundaron y defendieron esta iniciativa”.

Bolsonaro reiteró en un tuit lo que había afirmado en entrevistas y que motivó la decisión de La Habana: “Condicionamos la continuidad del programa Más Médicos a la aplicación de un test de capacidad, [a que se pague el] salario integral a los profesionales cubanos, hoy en gran parte destinado a la dictadura, y [a que tengan] la libertad para traer a sus familias. Infelizmente, Cuba no aceptó”. En su comunicado, el gobierno cubano consideró que los requisitos que impuso Bolsonaro son “inaceptables” y que “incumplen las garantías acordadas desde el inicio del programa, que fueron ratificadas en el año 2016”.

Para el presidente electo de Brasil, el fin del programa no significará un problema porque se puede reemplazar a los médicos cubanos con brasileños o con médicos provenientes de otro país. Además, aprovechó la situación para ofrecerles asilo político a los profesionales que envió Cuba. “Si yo soy el presidente y uno de esos médicos decide pedir asilo, lo tendrá”, dijo.