El presidente electo de Brasil, Jair Bolsonaro, viajó ayer desde su casa en Río de Janeiro hasta Brasilia para participar, junto con el actual gobernante, Michel Temer, y otros representantes de los tres poderes del Estado en un acto oficial por el aniversario de la Constitución. Dos de los discursos que se escucharon en esa ceremonia sonaron como un mensaje dirigido al político ultraderechista y una respuesta a sus expresiones de desprecio a las mujeres, los homosexuales y los negros y contrarias a las regulaciones que protegen el medioambiente.

Antes de que pronunciara su discurso Bolsonaro, apodado el mito por sus seguidores, lo hizo el presidente del Supremo Tribunal Federal, José Antonio Dias Toffoli, que afirmó que el verdadero “mito” es garantizar la igualdad que proclama la Constitución para los ciudadanos, “sin prejuicios de origen, raza, sexo, color, edad u otras formas de discriminación”. A su vez, según citó la agencia de noticias Efe, la procuradora general, Raquel Dodge, recordó que la Constitución “protege a las minorías”, así como la “libertad de prensa y opinión, de crítica y reunión”, y defiende “la preservación de la naturaleza, los bosques y el agua”.

Bolsonaro también visitó ayer el Congreso, donde hasta hace poco ocupaba una banca, y después fue recibido en el Ministerio de Defensa por el titular de esa cartera, el general Joaquim Silva e Luna, y los comandantes del Ejército, la Marina y la Fuerza Aérea. “Los militares tendrán un lugar importante en el gobierno”, dijo a periodistas el presidente electo.

Además ayer dio una conferencia de prensa el juez Sérgio Moro, futuro ministro de Justicia y Seguridad Pública de Bolsonaro. Anunció que tiene previsto utilizar equipos de trabajo similares al que utilizó en la operación Lava Jato –que involucró a la Policía Federal, la Procuraduría de la República y la Justicia–, pero esta vez para “combatir el crimen organizado” y “no sólo la corrupción”, informó el diario O Estado de São Paulo. El futuro ministro manifestó que se propone aislar en las prisiones a líderes de organizaciones criminales para impedir que sigan dirigiéndolas, y por otra parte, se preguntó si “es necesario que un policía espere a que un traficante armado le dispare para que él pueda reaccionar”.

Jair Bolsonaro, presidente electo de Brasil, ayer, en el Congreso Nacional, en Brasilia.

Jair Bolsonaro, presidente electo de Brasil, ayer, en el Congreso Nacional, en Brasilia.

Foto: Sergio Lima

Para Moro no hay una contradicción entre lo que dijo meses atrás acerca de que jamás entraría en la política y su decisión de estar al frente de un ministerio en el gobierno de Bolsonaro, porque considera que va a hacer “un trabajo técnico”. Agregó: “Acepté la invitación por considerar que teníamos convergencias importantes, especialmente en la agenda anticorrupción y anticrimen organizado, y le dejé claro que todo se haría en base a la Constitución, las leyes y los derechos fundamentales”.

Acerca de los cuestionamientos que recibe por haber condenado a Luiz Inácio Lula da Silva –que no pudo participar en las elecciones– y luego sumarse al gobierno del rival político del ex presidente, Moro manifestó: “No puedo pautar mi vida por una fantasía de persecución política”. Afirmó que su designación “no tiene nada que ver con Lula”, y que el ex presidente está “condenado y preso porque cometió un crimen y no por las elecciones”.

La defensa de Lula no coincide con Moro y presentó un recurso de hábeas corpus para “restablecer la libertad plena” del ex presidente por la “pérdida de la imparcialidad” y la “motivación política” del juez que lo condenó. El Supremo Tribunal Federal decidió aceptar y analizar este pedido.