El 1º de enero Jair Bolsonaro asumirá la presidencia de Brasil en una ceremonia que será más corta de lo habitual, según dijeron sus asesores al diario Folha de São Paulo. Además, la toma de mando incluirá un acto ecuménico en la Catedral de Brasilia a expreso pedido del presidente, de origen católico pero que se convirtió en un fuerte aliado de la derecha evangélica.

Actualmente las mayores preocupaciones de los organizadores del acto oficial son el esquema de seguridad y la duración de la ceremonia. Esto se debe a la salud de Bolsonaro, que 20 días antes de su asunción deberá someterse a una cirugía en la que se le retirará la bolsa de colostomía que utiliza desde setiembre, cuando fue atacado con un cuchillo durante un acto de campaña.

De todas maneras, los encargados del ceremonial del Congreso dicen que el protocolo se debe mantener y si Bolsonaro quiere un acto de asunción más corto deberá hacer un discurso más breve que el que dieron dos de sus predecesores, Luiz Inácio Lula da Silva y Dilma Rousseff, que hablaron algo más de media hora.

Luego de la ceremonia en la Catedral de Brasilia, Bolsonaro y su esposa se dirigirán hacia el Palacio de Itamaraty, donde se servirá un almuerzo para las delegaciones internacionales. Serán invitadas autoridades de todos los países que tienen embajada en territorio brasileño, pero la gran expectativa de Bolsonaro y su equipo es que se asista el presidente estadounidense, Donald Trump, alguien que es muy admirado por el próximo mandatario brasileño.

Pero además de estar apuntando a la ceremonia del 1º de enero, el equipo de transición de gobierno sigue trabajando, y ayer se anunció que el futuro ministro de Economía, Paulo Guedes, pretende crear una Secretaría de Privatizaciones, que tendrá como objetivo acelerar el programa de venta de empresas estatales brasileñas como forma de tratar de mejorar la salud fiscal del país, afirmó una fuente del entorno de Guedes citada por el diario O Globo.

Bolsonaro ha respaldado el plan de privatizaciones impulsado por Guedes, pero también ha dicho que habrá límites en este proyecto. Hace algunas semanas, el futuro presidente dijo públicamente que habrá un gran plan de privatizaciones pero que se va a actuar con mucha responsabilidad.

Por otra parte, ayer la prensa de Brasil se anunció que el ministro de Educación de Bolsonaro sería Mozart Neves Ramos, que se desempeña como director del Instituto Ayrton Senna, una organización sin fines de lucro fundada por el piloto a comienzos de la década de 1990, poco antes de su muerte, en 1994, para ampliar las oportunidades de niños y jóvenes por medio de la educación.

La elección de Neves irritó a la base evangélica que apoya a Bolsonaro, por lo que su designación no fue confirmada. El perfil moderado de este dirigente habría causado malestar entre los evangelistas, ya que en ningún momento se manifestó en favor del proyecto Escuela sin Partido, que se propone combatir el “adoctrinamiento” y la educación sexual en los centros educativos, y prohibir a los profesores tratar diversos asuntos en los salones de clases.