Dos dirigentes de extrema derecha, el próximo presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, y el primer ministro de Hungría, el ultraderechista Viktor Orban, conversaron ayer por teléfono y mostraron después su sintonía. Consultado por periodistas que lo esperaban en la puerta de su casa en Río de Janeiro, Bolsonaro manifestó: “Hungría es un país que sufrió mucho con el comunismo. El pueblo brasileño no sabe lo que es una dictadura, lo que es sufrir en manos de esas personas. Él [Orban] está feliz con nuestra elección”. No mencionó que en Brasil hubo una dictadura de 1964 a 1985.
Bolsonaro agregó que ambos países “serán grandes socios en el futuro”. Además, al ser consultado sobre la inmigración, dijo que la actual política en esta área “transformó a Brasil en un país sin fronteras”, y agregó que Europa “ya está padeciendo la inmigración desordenada”.