El Tribunal Oral en lo Criminal Federal N°1 de La Plata dispuso ayer la excarcelación del represor argentino Rufino Batalla porque cumplió dos tercios de su sentencia. Batalla fue condenado en 2014 a 13 años de prisión como partícipe secundario en 55 privaciones ilegales de la libertad, 71 casos de torturas y los asesinatos de Olga Noemí Casado y Laura Carlotto, la hija de la titular de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, durante la última dictadura.
Sin embargo, el tribunal consideró que ya cumplió el tiempo de cárcel suficiente porque estaba detenido de manera preventiva desde 2010. Para llegar a dar por cumplidos dos tercios de la pena, los jueces le computaron otros cuatro meses por “estímulo educativo”.
El represor logró acceder a la excarcelación por la demora de la Cámara Federal de Casación en tratar una apelación de Abuelas de Plaza de Mayo, que en 2013 solicitó que se le dé a Batalla una pena mayor. El argumento era que debía ser considerado “coautor” de los crímenes en vez de “partícipe secundario”. Cinco años después, la Cámara de Casación sigue sin responder.
La defensa de Batalla había pedido al tribunal de La Plata que le aplicara el tratamiento del 2x1 a represores –que busca computar dobles los días en prisión sin sentencia firme- después del fallo con el que la Corte Suprema de Justicia benefició al represor Luis Muiña, el año pasado. Se prevé que el máximo tribunal falle sobre este caso el 4 de diciembre.
De Carlotto cuestionó la libertad otorgada a Batalla y dijo que Abuelas de Plaza de Mayo espera la sentencia de la Corte Suprema sobre el 2x1 “en ascuas pero con la guardia alta”. En declaraciones a la Radio 10, De Carlotto dijo que “habría que corregir” el precedente que estableció el año pasado el fallo de la corte sobre el 2x1 y no permitir que los represores queden libres. “Confiamos en que se le negará ese tipo de premios a los asesinos”, agregó.
La organización de derechos humanos HIJOS también repudió la excarcelación de Batalla y, en Twitter, denunció: “Mientras más de la mitad de los genocidas detenidos tienen el beneficio de la domiciliaria, cada vez son más los que no terminan de cumplir su condena presos, beneficiados con los dos tercios. El Poder Judicial les regala años de libertad a los asesinos del pueblo”. Batalla, de 71 años, integró como civil el aparato de espionaje del Ejército durante la dictadura argentina. En diciembre de 1976 ingresó al Destacamento de Inteligencia 101 de La Plata y fue designado como guardia del centro de detención y tortura clandestino La Cacha que funcionó en esa ciudad.