Las que vendrán serán jornadas agitadas, como la de ayer, para la primera ministra británica, Theresa May, a causa de la salida de Reino Unido de la Unión Europea (UE), el brexit, que se aprobó en un referéndum en junio de 2016.

May compareció ayer en el Parlamento para explicar los puntos fundamentales del preacuerdo al que llegó con Bruselas y que fue aprobado por la mayoría de su gobierno el martes, en una reunión que tomó varias horas. Sobre el final de la tarde, la primera ministra brindó una conferencia de prensa en la que volvió a defender los términos del acuerdo de salida del bloque comunitario, en los que el principal foco de conflicto es la situación de la frontera de Irlanda del Norte –que es parte de Reino Unido– con la República de Irlanda, que seguirá formando parte de la UE.

Frente a periodistas, May afirmó que el acuerdo “preserva la integridad” de Reino Unido y que “el brexit cumple con las prioridades de los británicos”. Por otra parte, la jefa de gobierno conservadora rechazó de forma tajante la realización de un segundo referéndum sobre el tema: “Dimos la voz al pueblo británico y la gente votó irse”, dijo.

Pero desde la oposición las críticas arreciaron. El líder del Partido Laborista, Jeremy Corbyn, afirmó que el que presentó May “es un acuerdo cocinado a medias que deja a Reino Unido sin posibilidad real de decidir y muestra la realidad de un gobierno en completo caos”.

Por otra parte, las discrepancias, particularmente a causa de las fronteras de Irlanda, llevaron a que cuatro miembros del gabinete de May presentaran ayer la renuncia a sus cargos: el ministro para el brexit, Dominic Raab, la ministra de Trabajo, Esther McVey, el secretario de Estado para Irlanda del Norte, Shailesh Vara, y la secretaria de Estado del brexit, Suella Braverman. En su carta de renuncia Raab –que apoyó el brexit en 2016– afirmó que “el régimen regulatorio propuesto para Irlanda del Norte plantea una amenaza muy real para la integridad de Reino Unido”. También dijo que no se puede “aceptar” que la cláusula de seguridad para evitar una frontera en Irlanda sea “indefinida” y en condiciones en las que la UE “tiene un veto” sobre la capacidad de Reino Unido de rescindirla.

Por su parte, Braverman en su despedida del cargo dijo que lo propuesto por May “es una traición” y “no es lo que votaron los británicos en 2016”. La ministra renunciante dijo también que aprobar este acuerdo pondría en “peligro” la estabilidad política y territorial de Reino Unido, porque “la provincia norirlandesa tendrá un régimen regulatorio diferente del resto del país”.

Ante la situación planteada con Reino Unido, los 27 países integrantes de la UE decidieron convocar una cumbre extraordinaria el 25 de noviembre para decidir si aprueban el acuerdo preliminar sobre el brexit, informó ayer el presidente del Consejo Europeo, el polaco Donald Tusk. El dirigente detalló que el acuerdo será analizado por los estados miembros y que a finales de semana los 27 embajadores se reunirán para compartir su evaluación del texto. “Déjenme decir a nuestros amigos británicos que, por mucho que me entristezca verlos partir, haré todo lo que pueda para que este adiós sea lo menos doloroso posible, tanto para ustedes como para nosotros”, concluyó.