La violencia del sábado en la previa de la final de la Copa Libertadores de América, que impidió que se jugara el partido entre River Plate y Boca Juniors en el estadio Monumental de Buenos Aires se convirtió en una piedra en el zapato del presidente Mauricio Macri, pocos días antes de que su país albergue la cumbre del G20.

La seguridad es uno de los temas claves para el gobierno argentino en la previa del encuentro internacional, por lo cual ayer, luego de una reunión de gabinete, Macri dio una conferencia de prensa junto a la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, y el ministro de Justicia y Derechos Humanos, Germán Garavano. Allí dio sus puntos de vista sobre los episodios ocurridos el sábado en los alrededores del Monumental, donde la agresión al ómnibus que trasladaba a los jugadores de Boca llevó a que se postergara el partido.

Tras calificar de “triste” y “frustrante” lo ocurrido, Macri se quejó por la liberación de las 30 personas que habían sido detenidas por lo ocurrido el sábado. El presidente dijo que no “entiende” por qué se tomó esa decisión, en un cuestionamiento a la Justicia, que ayer decidió excarcelarlas luego de las indagatorias. En su afán de encontrar un culpable por fuera de las fuerzas de seguridad nacionales, apuntó con dureza contra “una parte de la dirigencia que apaña” actitudes violentas e incluyó en su acusación a ciertos “sectores de la Justicia”.

En ese sentido, según informó Página 12, Macri se quejó específicamente del juez que liberó a “uno de los jefes de la barra de River”, en referencia a Héctor Caverna Godoy, a quien le habían encontrado “millones de pesos y 300 entradas” para el partido. “¿Cómo va a tipificar el tema como contravención y va a soltar a este señor?”, preguntó Macri, y agregó: “Necesitamos que jueces y fiscales y cada uno de nosotros trabajemos en conjunto para terminar con la violencia”.

Policías arrestan hinchas de River Plate, durante los enfrentamientos en los alrededores del estadio Monumental, en Buenos Aires.

Policías arrestan hinchas de River Plate, durante los enfrentamientos en los alrededores del estadio Monumental, en Buenos Aires.

Foto: Iván Pisarenko

Además, según informó el diario Tiempo Argentino, Macri comunicó que adelantará el llamado a sesiones extraordinarias en el Congreso para tratar un proyecto que endurece las penas contra los integrantes de las barras, que en sus considerandos puntualiza: “El presente proyecto de ley resulta una herramienta útil e innovadora con respecto a la legislación vigente ya que busca perseguir y terminar específicamente con lo que se conoce comúnmente como las barras bravas”.

Según algunas versiones publicadas en la prensa argentina, la detención del Caverna fue el motivo principal del ataque contra el ómnibus de Boca. “Si no entra la barra, el partido no se juega”, habría sido la orden dada por el Caverna que ambientó los incidentes, que también fueron posibles por el deficitario operativo policial. Ayer, en el marco de las investigaciones, el fiscal Norberto Brottó ordenó y supervisó el allanamiento del estadio Monumental para intentar obtener mayores datos relacionados con la causa iniciada con la detención del barrabrava.

Por su parte, la ministra Bullrich, durante su intervención en la conferencia de prensa, también desvinculó al gobierno de lo ocurrido y se quejó de que los dirigentes pusieran el foco en las fallas en el operativo de seguridad, reforzando la idea de que los responsables fueron sólo los atacantes del micro. “Nos hubiera gustado que todos los dirigentes que sacaron tuits y salieron a plantear, en vez de ir a ese punto, hubieran primero criticado a los violentos que tiraron piedras, que escupieron”, afirmó la jerarca. Insistió, además, en que están todas las condiciones dadas para que se lleve adelante la cumbre del G20 sin ningún inconveniente.

“De lo primero que hay que hablar es de una conducta socialmente anormal, criticable. En [un] segundo tema, estamos abordando todos los detalles para el G20”, dijo, después de cargar contra las opiniones de los dirigentes deportivos. “No hubo ninguna interna policial, no hubo zona liberada, sólo hubo violentos”, sentenció Bullrich.

Algunas horas después de las declaraciones del presidente, renunció a su cargo Martín Ocampo, ministro de Seguridad del gobierno de la ciudad de Buenos Aires. En el operativo del sábado participaron la policía de la ciudad y personal de Prefectura.