Pese a las sospechas que apuntan a que el príncipe heredero al trono de Arabia Saudita, Mohammed bin Salman, tuvo responsabilidad en el asesinato del periodista disidente Jamal Khashoggi, el presidente estadounidense, Donald Trump, sigue firme en su postura de no vincularlo con este crimen, cometido el 2 de octubre en el consulado saudí en Estambul.

Está previsto que hoy el Departamento de Estado estadounidense emita un pronunciamiento oficial sobre el asesinato, pero según documentación a la que accedió el diario The New York Times, la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés) ya elaboró un informe en el que concluye que el príncipe heredero –que de hecho es quien gobierna el reino por la avanzada edad de su padre– ordenó el asesinato de Khashoggi. El mismo diario informó además que varios funcionarios del gobierno estadounidense dijeron que por la manera en la que se maneja el gobierno saudí, es imposible que la operación se haya hecho sin la anuencia del príncipe.

Igualmente, Trump se mantiene firme en su reticencia a culpar al gobierno de Arabia Saudita. Incluso su postura se inclinó últimamente a favor de esas autoridades. Hace algunas semanas el mandatario había condenado a los líderes saudíes por “el peor encubrimiento de la historia”, pero durante una declaración pública que hizo el fin de semana elogió abiertamente al reino, al que definió como un “aliado verdaderamente espectacular”. Así, con estas palabras, Trump resta importancia al informe que la CIA tiene previsto presentar. En una entrevista con Fox News el gobernante dijo que hace pocos días habló telefónicamente con el príncipe y este le dijo que no tenía nada que ver con el caso.

Pero otras novedades surgieron ayer respecto del caso Khashoggi. El gobierno alemán anunció que sancionó a 18 ciudadanos saudíes supuestamente implicados en el asesinato. Los afectados no podrán viajar a Alemania, según lo anunció en Bruselas el ministro de Exteriores de ese país, Heiko Maas, quien agregó que la medida es una respuesta al resultado actual de las investigaciones sobre el caso. El príncipe heredero no está incluido en la lista de los 18 sancionados.

La presión internacional que generó el caso y la existencia de grabaciones a las que pudo acceder la Justicia turca forzaron al reino saudí a admitir el asesinato de Khashoggi en su embajada, aunque la fiscalía del reino árabe acusó a altos funcionarios del país de haber enviado sin autorización del príncipe un comando de 15 agentes para perpetrar el crimen en Estambul. En total son 11 los acusados, e incluso para cinco de ellos los fiscales pidieron la pena de muerte.

El ministro de defensa turco, Hulusi Akar, sugirió ayer que los asesinos del periodista saudí podrían haber sacado partes de su cuerpo desmembrado fuera de Turquía, metidos en el equipaje de su vuelo de retorno a Arabia Saudita, aprovechando su inmunidad diplomática. Esa versión fue una de las primeras que se publicaron en la prensa de Turquía y Estados Unidos.

También ayer habló por primera vez después del asesinato de Khashoggi el rey Salman, de Arabia Saudita, quien apoyó a su hijo y evitó cualquier referencia a la indignación internacional que generó el asesinato del periodista, a quien ni siquiera nombró. Según afirmaron agencias internacionales, el rey no hizo la menor alusión al escándalo en torno al príncipe heredero, a quien sólo mencionó para decir que le dio la orden de concentrarse en desarrollar la capacitación de la juventud saudí. Durante su discurso, en el que marcó las prioridades del reino para el año que viene, el rey Salman se refirió a la guerra en Yemen, a la seguridad de los palestinos, a la estabilidad del mercado petrolero, reiteró su voluntad de contrarrestar la influencia regional de Irán y también habló sobre la creación de empleo.

El monarca además elogió a la Justicia de su país. “El reino fue fundado con un enfoque islámico que se basa en la aplicación de la justicia y la igualdad. Estamos orgullosos de los esfuerzos de los jueces y los hombres de la Fiscalía General para cumplir su deber”, afirmó, y citó al Corán cuando dijo que “a quien sigue la verdad, no le importa que le echen la culpa”.