El Gran Palacio del Pueblo de Pekín, escenario de los grandes actos políticos chinos, fue ayer el lugar en el que el gobierno liderado por Xi Jingping llevó a cabo una reunión extraordinaria para celebrar los 40 años del comienzo de las reformas económicas y de la apertura de China al mundo, medidas que tuvieron un notable impacto no sólo en el país sino en todo el planeta.

El presidente chino –el gobernante más poderoso de su país desde la muerte de Mao Zedong– remarcó la importancia de adherir a la senda del socialismo con características propias de su país y desarrollar ese sistema. “Todas las teorías y prácticas del Partido Comunista de China (PCCh) en los últimos 40 años de reforma y apertura están basadas en el lema de defender y avanzar en el socialismo con peculiaridades chinas”, declaró Xi.

En medio de la guerra comercial que China tiene con Estados Unidos, el mandatario envió un mensaje claro a la comunidad internacional: “No existe libro de texto con reglas de oro para la reforma y el desarrollo de China, un país con más de 5.000 años de civilización y más de 1.300 millones de personas. Por lo tanto, nadie está en la posición de ordenar al pueblo chino lo que se debe o lo que no se debe hacer”.

Paralelamente, Xi puso énfasis en el papel de liderazgo del PCCh y llamó a fortalecerlo y mejorarlo de manera continua, según consignó la agencia de noticias Xinhua. “Ha sido defendiendo el liderazgo centralizado y unificado del partido que hemos sido capaces de lograr la transformación histórica, marcar el inicio de una nueva época de reforma y apertura y embarcarnos en un nuevo viaje de gran rejuvenecimiento de la nación china”, dijo el gobernante. “El Partido debe guiar la situación general y coordinar el trabajo de todas las partes, seguir comprometido con la práctica de la gobernanza científica, democrática y basada en la ley, y asegurar que el navío de la reforma y apertura de China atraviese las olas y navegue en el rumbo correcto”, agregó.

El gran giro de China se produjo luego del Congreso del PCCh, celebrado en diciembre de 1978. En ese momento, dos años después de la muerte Mao, China era un país con una población gigantesca pero pobre, y su economía, predominantemente rural, estaba signada por la planificación y la colectivización. Ante esa situación, el gobierno que encabezaba Deng Xiaoping decidió hacer un cambio sustancial y se comenzó a desarrollar y promover un nuevo modelo económico, así como una apertura al mundo, bajo el lema de “una economía de mercado socialista”. Además, durante ese proceso de reformas se reafirmó, al igual que lo hizo ayer Xi, el liderazgo indiscutido del PCCh.

A partir de ese momento China comenzó un proceso imparable de crecimiento económico, que enriqueció enormemente al país y sacó de la pobreza a cientos de millones de personas. Al respecto, en su discurso de ayer Xi afirmó que “la pobreza no es el socialismo”, y dijo que de acuerdo con estadísticas oficiales, 740 millones de personas salieron de la pobreza en los últimos 40 años.

Pero hay otros datos significativos sobre el proceso de transformación de la economía china. Según un informe que elaboró la BBC, el Producto Interno Bruto del país pasó de 215.583 millones de dólares en 1978 a más de 12 billones en 2017. El aumento de la industria china convirtió al país en uno de los más contaminantes del mundo y también en uno de los principales consumidores de energía del planeta.

Aun en medio de una situación que no es la más favorable, ya que el ritmo de crecimiento de la economía en China está disminuyendo, Xi afirmó que el socialismo con peculiaridades chinas proporciona un amplio camino para que el país avance con los tiempos y dirija el rumbo del desarrollo. “Reformaremos con determinación lo que deba y pueda ser reformado, y no cambiaremos nada donde no deba ni pueda haber reformas”, dijo.

El mandatario también recordó que China sigue comprometida a promover “la gran causa de la reunificación pacífica de la patria”, en referencia a la situación de Taiwán, y se enorgulleció de que el Ejército Popular de Liberación chino se haya convertido en una fuerza “invencible” que, de acuerdo con el presidente, protegerá el bienestar del pueblo de ese país así como de la paz mundial.