Ocho candidaturas fueron habilitadas por el Tribunal Supremo Electoral (TSE) de Bolivia para participar en las elecciones primarias de enero, que serán el preámbulo de las presidenciales previstas para octubre de 2019. Una de esas candidaturas es la del presidente Evo Morales, con el vicepresidente Álvaro García Linera como compañero de fórmula.

Morales, del Movimiento al Socialismo (MAS), gobierna Bolivia desde enero de 2006, y con su nueva postulación busca un cuarto mandato consecutivo que abarcaría el período 2020-2025. Su postulación fue posible gracias a un fallo emitido hace un año por el Tribunal Constitucional. Esa sentencia dejó sin efecto los resultados del referéndum del 21 de febrero de 2016 en el que 51,3% de los votantes rechazó la iniciativa de modificar la Constitución y habilitar una nueva reelección de Morales.

En su argumentación para revocar el resultado del referéndum, el Tribunal Constitucional se apoyó en lo que establece la Convención Americana sobre Derechos Humanos y entendió que debían prevalecer los derechos políticos de Morales y García Linera, entre estos el derecho a ser elegidos. De esta manera, el Tribunal declaró inaplicable el artículo de la Constitución que fijaba un límite a las reelecciones presidenciales.

La habilitación de Morales por parte de las autoridades electorales –que ya se daba como un hecho por el aval que había recibido del Tribunal Constitucional– generó reacciones de rechazo de la fragmentada oposición boliviana. Uno de los dirigentes que se manifestaron sobre el caso fue el ex presidente Carlos Mesa, que gobernó de 2003 a 2005, que calificó la candidatura del actual mandatario como “un golpe de muerte a la democracia”.

Desde hace varios días se desarrollan en varias ciudades de Bolivia manifestaciones en contra de la nueva postulación de Morales, y para mañana está fijada una jornada de protesta nacional contra el presidente. Paralelamente, también se llevan adelante manifestaciones en favor de la reelección de la fórmula Morales-García Linera.

El neoliberal Carlos Mesa también fue uno de los candidatos avalados por el TSE, al igual que otro ex mandatario boliviano, el socialdemócrata Jaime Paz Zamora, que gobernó Bolivia desde 1989 hasta 1993.

Además de Morales, Mesa y Paz Zamora, competirán por la presidencia otros cinco candidatos avalados por el TSE. Una de ellos es Ruth Nina, dirigente vecinal de la ciudad de El Alto, perteneciente al Partido de Acción Nacional Boliviano. Otro es Félix Patzi, líder indígena disidente del MAS y actual gobernador indígena del departamento de La Paz que encabeza el Movimiento Tercer Sistema. A ellos se suman Víctor Hugo Cárdenas, ex vicepresidente de orientación neoliberal que representa a la Unidad Cívica Solidaridad; Óscar Ortiz, senador de Demócratas y líder del bloque derechista Bolivia Dice No; y Virginio Lema, que está al frente del Movimiento Nacionalista Revolucionario, una fuerza política que en su origen –en la década de 1940– tenía una orientación nacionalista y estatista pero que con el tiempo fue cambiando su posicionamiento hasta convertirse en un partido de centroderecha.

Los ocho candidatos habilitados por el TSE participarán en las elecciones primarias que se convocarán en enero. Sin embargo, como no hay más de una fórmula por partido, estas elecciones –que se realizarán por primera vez y que no tienen carácter obligatorio– serán ejercicios de ratificación de candidatos.

De todas maneras, algunos analistas políticos bolivianos valoraron positivamente la incorporación de primarias porque aceleró las decisiones de los partidos y clarificó el panorama electoral un año antes de las elecciones de octubre.

Según dijo a la agencia Sputnik Vicente Guardia, de la asociación de investigadores sociales Comunidad Cívica, parte de esta clarificación está marcada por la ruptura del frente Bolivia Dice No, que dejó fuera de competencia al empresario Samuel Doria Medina, y la ausencia en las elecciones del ex presidente derechista Jorge Quiroga, que gobernó Bolivia en 2001 y 2002 y que ha sido un candidato habitual en las dos últimas décadas.