El presidente francés, Emmanuel Macron, suspendió una visita a Serbia que tenía prevista en estos días hasta que se calmen las aguas en su país. Sin embargo, delegó la tarea de encontrar una solución a su primer ministro, Édouard Philippe, quien abrió ayer una ronda de diálogo para frenar el descontento popular y evitar nuevas protestas de los “chalecos amarillos”, un movimiento heterogéneo que rechaza, en general, la reducción del poder adquisitivo, y, en particular, el aumento del precio de los combustibles.

Como primer paso, Philippe recibió ayer en su residencia oficial a líderes de los partidos políticos franceses con representación parlamentaria. Estos diálogos preceden a un debate que tendrá lugar mañana en la Asamblea Nacional y el jueves en el Senado, dos instancias en las que el primer ministro buscará consensos para decidir qué medidas adoptará el gobierno.

La mayoría de los dirigentes opositores pidieron ayer al presidente, como medida inmediata, una moratoria en la subida del impuesto a los combustibles. “Es la única manera de que esta discusión sea creíble”, dijo el primer secretario del Partido Socialista, Olivier Faure, después de reunirse con el primer ministro. Para Laurent Wauquiez, líder de Los Republicanos, el mayor partido de la oposición, el debate en sí ya no basta para calmar los ánimos y son necesarias medidas concretas para contener la “rabia” de la población. La presidenta de la ultraderechista Agrupación Nacional, Marine Le Pen, también exigió soluciones “importantes e inmediatas”.

El segundo paso era una reunión con los “chalecos amarillos”, una cita prevista para hoy y que no tiene muchas chances de prosperar. En una columna publicada el domingo en el semanario Le Journal du Dimanche, representantes de este movimiento se mostraron partidarios del diálogo con el gobierno. Pero, de acuerdo con el diario Le Monde, ayer se retractaron y dijeron que no se encontrarían con Philippe porque la “congelación” de la suba de combustibles no se había materializado, porque se rehúsan a ser “marionetas de hombres políticos” y, finalmente, porque muchos de ellos recibieron amenazas en las redes sociales.