Fernando Haddad, ex candidato a la presidencia de Brasil por el Partido de los Trabajadores (PT), está de visita en Uruguay y ayer brindó una conferencia en la sede central del PIT-CNT sobre la situación política actual de su país, y a la que se enfrentará a partir del 1º de enero con la asunción de la presidencia de Jair Bolsonaro. En la actividad, convocada por el Comité en Defensa de la Democracia en Brasil y la Libertad de Lula, participaron las parlamentarias del Mercosur Benedita Souza da Silva (Brasil) y Cecilia Merchán (Argentina), además del presidente del Parlasur, Daniel Caggiani.

Antes de ingresar a la sala donde lo esperaban decenas de personas, Haddad habló con la prensa y comentó que vino a Uruguay a “hacer amigos, conocer mejor la experiencia del Frente Amplio y entender los procesos [políticos de la izquierda] en curso en el país”. A su vez, explicó que su visita responde a una voluntad de generar una “red de protección de la democracia en el mundo” –encabezada por protagonistas como el ex presidente José Mujica– ante el avance de una “ola conservadora que pone en riesgo derechos sociales, civiles, políticos e incluso ambientales”. “Es una amenaza importante que tenemos que frenar”, señaló.

El economista brasileño contó que en la tarde de ayer se reunió con Mujica y conversaron sobre la situación actual de ambos países y sobre el ex presidente de Brasil Luiz Inácio Lula da Silva, pero la charla se enfocó en discutir una “nueva forma de hacer política”. “Tenemos que hablar con la juventud y con el pueblo pobre que tiene aspiraciones. Tenemos que rever patrones culturales de la sociedad para poder empezar una nueva etapa de la centroizquierda”, añadió. Consultado sobre el papel de las noticias falsas en las últimas elecciones, Haddad alertó que la población debe tener cuidado con ellas e impulsar estudios que analicen por qué la gente es tan vulnerable a la información falsa que surge de las redes sociales.

Una vez dentro de la sala, donde fue recibido de pie y entre cánticos que pedían la libertad de Lula da Silva, el ex candidato del PT brindó su discurso. Sostuvo que aunque en el resultado final de las elecciones influyó la crisis económica, política y los escándalos de corrupción, la mayor preocupación no es que su partido haya perdido las elecciones, sino que la centroderecha ha perdido espacio abriendo el camino a la ultraderecha.

Haddad centró su discurso en la situación política de Brasil, la tensión social y los desafíos que implican el desencanto político de la población y con el sistema. Mencionó algunas de las medidas anunciadas por los ministros elegidos por Bolsonaro para ilustrar el panorama que enfrentará Brasil, que para el economista será “oscurantista”, “fundamentalista” y en el que se pondrán en riesgo los valores cultivados bajo la democracia, además de que no afectará sólo a su país, sino a la región y al mundo, por las consecuencias del avance de la extrema derecha en América Latina, Europa y Estados Unidos. Indicó que la política económica ha generado un mundo bipolar que implica “pérdida de grados de libertad” y que “no es democrático por definición”, porque la democracia necesita “multilateralismo”.

Para contrarrestar los efectos de este avance y detenerlo, Haddad expresó que se debe tener una mirada global que supere las barreras de los estados nacionales y definir “un programa de transformación de nuestras sociedades” que sea “internacional, porque sólo a nivel nacional no se logrará [cambio alguno]”. “Los progresistas que entendemos el papel del internacionalismo tenemos que crear una red de defensa internacional de la democracia”, enfatizó.

Por su parte, la parlamentaria Souza da Silva habló brevemente de los movimientos de mujeres que se están manifestando por la libertad de Lula en Brasil, porque sin su libertad “no hay democracia”, y dijo que el ex presidente brasileño es la esperanza de “unidad e integración”. Merchán sostuvo que el avance de la derecha se sirve del odio como “capital político”, un odio que en Brasil se visualiza en el “golpe de Estado” que empezó con el impeachment de Dilma Rousseff en 2016 y culminó con la victoria de Bolsonaro. También se refirió a los movimientos de mujeres y sostuvo que fundamentalmente ellas han encauzado un “proceso de transformación y se han comprometido con la lucha”. “Estamos del lado correcto de la historia”, concluyó la diputada.

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