En una decisión que generó muchas críticas, Japón anunció ayer que reanudará la caza comercial de ballenas a mediados de 2019. Explicó que por esa razón se retirará de la Comisión Ballenera Internacional (CBI), organismo que regula la pesca de esos animales para preservar a sus poblaciones, y abandonará la prohibición de la captura de ballenas con fines comerciales dispuesta en 1986.

La decisión fue dada a conocer por el ministro portavoz del gobierno, Yoshihide Suga. Anunció que los balleneros nipones reanudarán sus actividades en sus aguas territoriales y en su zona económica exclusiva, sin incursionar en las aguas antárticas ni en el hemisferio sur. En su declaración, el gobierno de Japón dijo que la CBI no estaba lo suficientemente comprometida con uno de sus objetivos, la caza comercial sostenible, y acusó al organismo de centrarse sólo en mantener los números de las especies. Según las autoridades japonesas la mayoría de las especies de ballenas no están en peligro de extinción. Además, el gobierno japonés alegó que el consumo de carne de estos animales es parte de una vieja tradición del país, aunque según datos difundidos por el diario japonés Asahi, apenas 0,1% de la carne consumida en Japón es de ballena.

Consciente de que la decisión caería mal en la comunidad internacional, Japón ha desafiado las protestas asegurando que lo que hace no es caza comercial, sino que “caza con fines de investigación”, según informó la agencia de noticias Reuters.

Las reacciones de otros países integrantes de la CBI no tardaron en llegar. En una declaración conjunta citada por BBC, la ministra de Relaciones Exteriores de Australia, Marise Payne, y la ministra de Medio Ambiente, Melissa Price, dijeron que estaban “extremadamente decepcionadas” con la decisión de Japón. Afirmaron que “Australia sigue oponiéndose decididamente a toda forma de caza de ballenas, tanto la comercial como la llamada ‘científica’”.