“No hay palabras para describir el horror de la muerta de una niña de siete años por deshidratación bajo custodia de Estados Unidos. Lo que está pasando en nuestras fronteras es una crisis humanitaria”, dijo el fin de semana la dirigente demócrata Hillary Clinton en su cuenta de Twitter. La suya fue una de las muchas reacciones que causó el fallecimiento de Jakeline Caal, una niña guatemalteca que murió el sábado 8 en la ciudad de El Paso, en Texas.
Caal había sido detenida junto a su padre y otros inmigrantes centroamericanos que habían llegado el jueves 6, luego de atravesar todo México, al estado de Nuevo México. Todos ellos quedaron bajo custodia de las autoridades migratorias estadounidenses.
Unas ocho horas después de su detención, la niña empezó a tener convulsiones y fue trasladada en helicóptero con una fiebre de 41 grados a un hospital de El Paso al que llegó con paro cardíaco. En el hospital lograron reanimarla, pero murió horas después. Según informaron las autoridades de ese centro de salud, falleció a causa de un choque séptico, deshidratación y fiebre. Un comunicado de la Patrulla Fronteriza estadounidense manifestó que la niña llevaba “varios días sin comer o consumir agua” en el momento de su detención.
El gobierno de Donald Trump describió lo ocurrido como “una situación trágica”. A su vez, Hogan Gidley, uno de los portavoces de la Casa Blanca, manifestó: “Es una muerte innecesaria y es 100% evitable, si pudiéramos unirnos y aprobar algunas leyes de sentido común que desincentiven a la gente que llega de la frontera y los anime a hacerlo de la manera correcta, la manera legal”.
Para atender la situación de los migrantes centroamericanos que intentan llegar a Estados Unidos, el nuevo presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, firmó el 1º de diciembre un acuerdo con Guatemala, Honduras y El Salvador, para “impulsar el desarrollo y las oportunidades de la región”, y evitar así que tengan que dejar sus países para mejorar sus condiciones de vida.
En un comunicado, el nuevo gobierno de México manifestó que “se trabajará en la creación de un fondo, con el objetivo fundamental de implementar el Plan de Desarrollo Integral que incluya programas, proyectos y acciones específicas, a efecto de generar empleos y combatir la pobreza”. También mencionó que se intentará atacar las causas estructurales del fenómeno para facilitar una migración “segura, ordenada y regular desde una perspectiva regional integral”.
Según informó la prensa mexicana, López Obrador está intentando negociar un acuerdo migratorio con Trump y el propio presidente mexicano dijo que la semana pasada conversó al respecto con su par estadounidense: “Hablamos del tema migratorio y de la posibilidad de crear un acuerdo de inversión para apoyar proyectos productivos para crear empleos en los países de Centroamérica y México [...] Le mencioné que disponemos para este plan, y ya está contemplado en el presupuesto, 5.000 millones de dólares”.