La salida de las tropas estadounidenses que estaban instaladas en Siria desde 2015, anunciada el miércoles directamente por el presidente Donald Trump, tuvo desde entonces varias repercusiones. Los 2.000 soldados que se encontraban en una amplia franja de territorio sirio fueron enviados inicialmente por Washington para colaborar con las tropas kurdas de las Unidades de Protección Popular (YPG, por sus siglas en kurdo) y luchar contra los milicianos de Estado Islámico (EI).

Según sostuvo Trump en el mensaje de Twitter en el que anunció la salida de las tropas, EI prácticamente fue derrotado, por lo tanto Estados Unidos no tiene nada más que hacer en Siria. Sin embargo, la situación no es tan sencilla. Incluso funcionarios del Pentágono le advirtieron a Trump, antes de que tomara esa decisión, que la salida de los soldados estadounidenses dejaría en una situación vulnerable a los kurdos. Además, analistas políticos dijeron a distintos medios internacionales que, aunque la presencia de los estadounidenses no era significativa en cantidad, sí tenía importancia para contrarrestar en parte el fuerte apoyo ruso y la influencia iraní, las dos patas sobre las que se sostiene el gobierno del presidente sirio, Bashar al Assad, desde que estalló la guerra en 2011. Si bien EI perdió casi todo el territorio que había conquistado, sus milicianos siguen combatiendo en Siria y están lejos de rendirse. Ante la pérdida de territorios, ya están volviendo a emplear tácticas de guerrilla.

Pero los que más perdieron con la salida de los estadounidenses de Siria son los kurdos de las YPG, que cuentan con un amplio territorio bajo su dominio en el norte sirio, denominado Kurdistán sirio o Rojava. Los kurdos –que también reclaman como parte de su territorio zonas históricas que actualmente están en Irak, Irán y Turquía– ven que es factible que el ejército turco lance un ataque masivo sobre ellos. En este sentido, ayer el ministro de Defensa de Turquía, Hulusi Akar, amenazó directamente y sin eufemismos a los kurdos al decir que, llegado el momento, “serán enterrados en sus cunetas”.

En declaraciones recogidas por la agencia oficial de noticias turca Anadolu, Akar agregó: “Ahora tenemos [la ciudad siria de] Manbiy y el este del Éufrates enfrente. Estamos trabajando intensamente en este tema”. Las palabras del ministro van en consonancia con las del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, que la semana pasada anunció que su ejército lanzará una operación militar en poco tiempo para desalojar a los milicianos de las YPG de las regiones norteñas de Siria.

Para algunos la retirada estadounidense, en un momento en el que la administración Trump está teniendo un acercamiento con Ankara, podría ser considerada una luz verde para que los turcos ataquen a los kurdos. “En primera instancia, durante el análisis inicial, podemos decir que Estados Unidos se retira para permitirle a Turquía desatar una amplia guerra contra el Partido de los Trabajadores del Kurdistán [PKK]”, dijo ayer el parlamentario sirio Aamad Merhi. El PKK es una organización separatista kurda considerada terrorista por el gobierno de Turquía.

La decisión de Trump también generó serias controversias en su país. Ayer varios legisladores estadounidenses se manifestaron en contra de la medida; uno de ellos fue el senador republicano por Carolina del Sur Lindsey Graham. “Aplaudí al presidente por tener una política enérgica para contener a Irán; creo que esto lo socava. Si de hecho nos retiramos, los ganadores más grandes creo que serán Irán, EI y [el presidente de Siria, Bashar] al Assad”, dijo Graham. “El mayor perdedor será la gente de Siria, y potencialmente Estados Unidos si EI regresa”, agregó el senador.

“Cuando se trata de luchar contra EI, no creo que sea prudente tercerizar la lucha a Rusia, Irán y [Bashar] al Assad. [Ellos] no tienen los mejores intereses hacia Estados Unidos en el corazón”, dijo Graham en Twitter.

Pese a las críticas, Trump reafirmó ayer su decisión. En un mensaje difundido en su cuenta de Twitter, el presidente publicó: “¿Quiere Estados Unidos ser el policía de Medio Oriente, [para] no obtener NADA, sino gastar vidas preciosas y billones de dólares para proteger a otros que, en casi todos los casos, no aprecian lo que estamos haciendo? ¿Queremos estar allí para siempre? Ya es hora de que otros luchen”.

También el presidente ruso, Vladimir Putin, se refirió ayer a la salida de Estados Unidos de Siria. Durante una conferencia de prensa a la que asistieron más de 2.000 periodistas rusos y extranjeros, el mandatario se mostró favorable a la retirada de los estadounidenses, pero a la vez remarcó que la presencia de estas tropas nunca fue necesaria. Por otra parte, Putin aclaró que Rusia no tiene por el momento “indicios” claros de que la retirada estadounidense vaya a ocurrir pronto, y subrayó que la presencia del Ejército estadounidense en Siria era “ilegítima”.