Facebook, Instagram, Twitter, Youtube, Paypal, Tumblr, Medium, Vine y Reddit. Todas estas redes sociales fueron utilizadas por el gobierno de Rusia durante la campaña electoral estadounidense de 2016 “como plataforma para suministrar palabras, imágenes y videos diseñados para los intereses de los votantes con el fin de ayudar a elegir al [actual] presidente [Donald] Trump, y trabajaron duramente para apoyarlo una vez en el cargo”. Así concluyen dos estudios divulgados el lunes por el Comité de Inteligencia del Senado de Estados Unidos, que señalan particularmente a la Agencia de Investigación de Internet (IRA, por sus siglas en inglés).

Los reportes –que fueron elaborados por la empresa de seguridad cibernética New Knowledge, la de análisis de redes sociales Graphika y la Universidad de Oxford– detallan los mecanismos que supuestamente fueron utilizados por agentes del Kremlin para alentar tensiones raciales, políticas y económicas en Estados Unidos mediante la difusión de noticias falsas.

También revelan que, después de las elecciones de 2016, Rusia puso el foco en desacreditar al fiscal especial Robert Mueller, responsable de la investigación sobre la trama rusa. En particular, los informes señalan que en todas las redes sociales se difundieron noticias falsas que acusaban a Mueller de corrupto e, incluso, de haber trabajado para grupos radicales islamistas.

Acerca de la colaboración de las empresas involucradas, los investigadores no ponen en duda los datos que entregaron pero sí critican su “respuesta tardía y descoordinada”. Además cuestionan el hecho de que las compañías no hayan revelado todas las cifras “una vez desarticulada la operación rusa”.

El portavoz del Kremlim, Dmitri Peskov, dijo ayer en una conferencia de prensa que Rusia “no ha hecho nada ni tiene nada que ver con interferencia alguna en los comicios estadounidenses de 2016” y reiteró que las acusaciones son “totalmente infundadas”. En su opinión, los dos estudios divulgados por el Senado estadounidense “evocan solamente incomprensión”, dado que recogen “afirmaciones y acusaciones genéricas” y, en algunos casos, hasta “confusas”.

Mientras Peskov hacía esas declaraciones, el Parlamento ruso aprobaba una ley que permitirá declarar “no deseadas” a todas las organizaciones civiles extranjeras que interfieran en las elecciones rusas. En concreto, aquellas cuyas actividades “promueven u obstruyen la nominación de un candidato o una lista de candidatos en elecciones o impacten en la organización de un referéndum”. Si una organización extranjera no cumple con la norma, será declarada no bienvenida y deberá cesar inmediatamente sus actividades.