Una condena por fraude fiscal le impide al ex primer ministro italiano Silvio Berlusconi, de 81 años, postularse este año a un nuevo mandato. Su inhabilitación para ocupar cargos públicos se mantiene hasta 2019, pero esto no le impide a Il Cavaliere ser uno de los principales actores de la campaña para las elecciones del 4 de marzo. La alianza que integran su partido, Forza Italia, los ultraderechistas y xenófobos Liga Norte y Fratelli d’Italia, y el conservador Quarto Polo, encabeza la intención de voto en la mayoría de las encuestas, y se acerca al 40% necesario para formar gobierno.

Lo que todavía no tiene esta alianza es un candidato. Ayer Berlusconi dijo que espera darlo a conocer antes de las elecciones. “Quería esperar a que el candidato, que ocupa un altísimo cargo, me diera permiso para anunciar su nombre. Es el mejor posible. Creo que seré autorizado antes de las elecciones”, dijo ayer a medios italianos, según citó Efe. De acuerdo con esta agencia de noticias, uno de los nombres que han sonado con más fuerza para el cargo es el del presidente del Parlamento Europeo, Antonio Tajani. Días atrás, Berlusconi dijo que Tajani es una buena opción, pero no la única.

Para elegir un candidato sin un enfrentamiento dentro de la coalición de derecha que integra, Forza Italia deberá reunir más votos que sus socios, porque el líder de la Liga Norte, Matteo Salvini, ya dijo que si su partido consigue “un voto más” que su aliado, él debe ocupar el cargo de primer ministro. Por ahora, las encuestas le atribuyen ventaja a Forza Italia.

Pese a su alianza, Berlusconi y Salvini han expuesto algunas diferencias a lo largo de la campaña. La semana pasada, el ex primer ministro se mostró en desacuerdo con las propuestas de Salvini de volver a establecer el servicio militar obligatorio y cerrar las mezquitas. Para Salvini, “el islam es una ley, no una religión”, y esa ley es “contraria a los “valores, derechos y libertades”. En respuesta, Berlusconi recordó que “la Constitución italiana permite la libertad de culto”, aunque agregó que “las mezquitas tienen que ser lugares de culto y no zonas francas donde se hace propaganda”. En alusión a las propuestas de su aliado, dijo que “Salvini, de vez en cuando, es un poco pirotécnico”.

Algo similar podría decirse de Berlusconi, que ha propuesto medidas como la de expulsar a 600.000 inmigrantes indocumentados porque los considera “una bomba a punto de estallar”. A su entender, Italia hoy no es xenófoba, pero va a serlo si no se detiene la llegada de extranjeros. Otra de sus iniciativas es la de establecer exenciones de impuestos para quienes contraten a los jóvenes que no estudian ni trabajan, cuyo número estima en tres millones. “Su vida es esta: se despiertan al mediodía, pasan las horas en su habitación jugando con la computadora, cenan y se van a la discoteca”, dijo Berlusconi, según informó Efe. Por eso “es necesario intervenir con una medida de urgencia”, dijo. Para atender la pobreza, el dirigente también propuso otorgar “una pensión de 1.000 euros para todas las madres de Italia”.

A favor de la Liga Norte, que ha mantenido un discurso nacionalista y contrario a la integración europea, Berlusconi ha dicho que ya no es esta la organización política a la que la “Unión Europea le tiene miedo”. Argumentó que la Liga Norte dejó de considerar abandonar el euro, y “sólo habla ahora de una mayor soberanía monetaria”. Al que sí le tiene miedo el bloque, dijo, es al Movimiento 5 Estrellas, porque “con la izquierda que se ha quedado de lado, el enfrentamiento” se da entre la derecha y “los partidos populistas de cualquier tipo”. El ex primer ministro definió al movimiento creado por el cómico Beppe Grillo, que reúne cerca de 27% de apoyo, como “una secta que recibe órdenes de un clown de Génova”.