Lo que propone Trump para hacer frente al problema de los tiroteos en los centros educativos va en tres líneas diferentes. En primer lugar, el presidente quiere aumentar de 18 a 21 años la edad mínima para comprar legalmente un fusil semiautomático, dado que el autor de la matanza de este mes en Florida tiene 19 y llevó adelante el ataque con un arma que él mismo compró.
Por otro lado, el presidente propuso mejorar la base de datos federales sobre antecedentes criminales de posibles compradores de armas y ordenó a su gobierno prohibir la venta de unos dispositivos que permiten convertir los rifles semiautomáticos en armas de disparo automático, un tipo de armamento que está prohibido vender a civiles en Estados Unidos.
La tercera solución que sugirió, y probablemente la más polémica, fue la de armar a los docentes para que puedan responder rápidamente ante un ataque en el salón de clase, y salvar vidas en el tiempo que tarda en llegar la Policía. Las armas deberían llevarse ocultas y sólo podrían manejarlas aquellos profesores que cuenten con previo entrenamiento. El jueves, Trump amplió un poco más su idea al aclarar que no se refiere necesariamente sólo a docentes, sino también a otros profesionales que trabajan en centros educativos y que “entiendan bien cómo funcionan las armas”. También propuso recompensar a quienes se ofrezcan a llevar armas con un “bonus” económico.
Sus propuestas rápidamente encontraron resistencias. La idea de armar a los profesores generó polémica en varios sectores sociales y políticos del país, y el miércoles fue rechazada por la principal agrupación política de educadores, la Asociación Nacional de Educación (NEA), que afirmó que los docentes “deben centrarse en enseñar”.
En tanto, el fin de semana, la NRA se opuso en un comunicado a la idea de aumentar la edad mínima para la compra de armas, lo que obligó a Trump a responder a la pregunta de si planea desafiar a ese grupo, que aportó unos 30 millones de dólares a su campaña electoral en 2016. “No creo que vaya a ir en su contra. Realmente creo que la NRA quiere hacer lo correcto. Tienen una gran relación conmigo, y yo con ellos, y son grandes personas. Aman este país, son patriotas. La NRA quiere hacer lo correcto”, dijo el mandatario al ser consultado por el tema en una reunión en la Casa Blanca sobre seguridad en las escuelas y liceos.
En otra declaración, la asociación defensora del porte de armas también criticó a varias compañías que rompieron relaciones con el grupo después del tiroteo en Florida. El sábado, las aerolíneas Delta y United Airlines anunciaron que terminarían con los programas de descuentos para los miembros de la NRA. De esa manera, siguieron el ejemplo de más de una docena de compañías –incluidas las de alquiler de autos Hertz y Avis, la cadena de hoteles Best Western y las firmas de software Symantec y Norton–, que terminaron con varios esquemas de “lealtad y descuentos” para los miembros de la NRA.
En respuesta, la NRA denunció que las compañías habían intentado “castigar” injustamente a los cinco millones de miembros de la asociación por la masacre de Florida. “Los miembros respetuosos de la ley de la NRA no tuvieron nada que ver con el fracaso de la seguridad de la escuela, el fracaso del sistema de salud mental de Estados Unidos, el fracaso del Sistema Nacional de Verificación Instantánea o las crueles fallas en la aplicación de las leyes federales y locales”, afirmó la asociación en un comunicado en el que también calificó la decisión de las empresas de “vergonzosa muestra de cobardía política y cívica”.
Finalmente, el poderoso grupo afirmó que “la pérdida de un descuento no asustará ni distraerá a ningún miembro de la NRA de su misión de defender las libertades individuales que siempre han hecho de Estados Unidos la nación más grande del mundo”.
Se mueve
Unos días después de la masacre en Florida, en la que murieron 17 estudiantes, Trump había instado al Congreso a tomar cartas en el asunto. “El Congreso está en el momento adecuado para finalmente hacer algo en este tema, ¡espero!”, tuiteó.
En los últimos días, aparecieron las primeras señales de querer cambiar la situación, tanto en el Partido Demócrata –que desde hace años promueve sin éxito la legislación de control de armas– como en el Republicano. El fin de semana, gobernadores de ambos partidos se reunieron en Washington para su reunión anual de invierno y advirtieron sobre los peligros de la inacción en medio del debate por el control de las armas. Especialmente, cuando faltan nueve meses para las elecciones legislativas en Estados Unidos y no muchos están dispuestos a poner en riesgo sus candidaturas.
En el pasado, otras masacres ocurridas en centros educativos llevaron a los demócratas a presionar por nuevas restricciones en el uso de las armas, pero se encontraron siempre con la resistencia de los republicanos. Es en este sentido que el último tiroteo parece haber cambiado el panorama, aunque sea levemente.
De acuerdo con el diario The New York Times, un puñado de republicanos en el Congreso, incluidos algunos que se han opuesto firmemente a la legislación de control de armas, ahora sugieren que estarían dispuestos a dar al “menos pequeños pasos” para restringir los derechos a las armas. Un ejemplo es el senador de Florida Marco Rubio, que dijo la semana pasada que reconsideraría su oposición a limitar las armas con cargadores de balas de gran capacidad. Otro republicano de Florida, el diputado Brian Mast –un veterano del Ejército que perdió las piernas en Afganistán–, pidió la prohibición de las armas que hoy se venden bajo la categoría “de asalto” y pueden ser modificadas para ser totalmente automáticas.
En el mismo estado, el gobernador republicano, Rick Scott, y los legisladores estatales desafiaron a la NRA y se mostraron a favor de elevar a 21 la edad mínima para comprar cualquier arma de fuego. Con el objetivo de crear una ley al respecto, el fin de semana se reunieron el senador republicano de Arizona, Jeff Flake, y la senadora demócrata de California, Dianne Feinstein.
En la reunión de gobernadores, hubo acuerdo sobre el tema entre los demócratas y algunos republicanos, algo que motivó al senador demócrata Christopher Murphy a decir que el actual es “un momento decisivo”. Una de las intervenciones más aplaudidas fue la del gobernador de Utah, el republicano Gary R Herbert, que sentenció: “Lo hacemos por alcohol; estamos hablando de elevar la edad del tabaco a 21 [...] Creo que de esto vale la pena hablar”.
Con este espíritu de ir construyendo “paso a paso”, 19 diputados republicanos enviaron el viernes una carta al presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, pidiéndole que programe la votación de una medida que requeriría que los estados y las agencias federales hagan un mejor trabajo al informar sobre los registros legales y de salud mental al Sistema Nacional de Verificación de Antecedentes Penales Instantáneos. Sin embargo, la iniciativa –que fue respaldada por la NRA– no cambiaría mucho la situación actual. Entre otras cosas, porque no ampliaría el número de ventas de armas sujetas a verificación de antecedentes, y tampoco plantea una solución concreta para llenar los vacíos que permiten que las armas se vendan por internet o en exhibiciones de armas, sin verificación de antecedentes de los compradores.
Mientras los políticos buscan consensos, los estudiantes invaden las calles para exigir una legislación de control de armas, una movida que parece haber surtido efecto.