El gobierno mexicano respondió ayer a la denuncia de espionaje de Ricardo Anaya, el candidato a la presidencia por la coalición Por México al Frente (integrada por el Partido Acción Nacional y el de la Revolución Democrática). Anaya publicó el martes en Twitter: “Durante los últimos días me han estado siguiendo. Hoy es un Tiida. Hace unos días, un Jeep. Uno de los conductores confesó ser del Cisen [Centro de Investigación y Seguridad Nacional, el organismo de inteligencia de México]. En lugar de perseguir delincuentes, espían opositores. Por eso estamos como estamos. Le exijo al gobierno una explicación”. A continuación, publicó las imágenes de dos autos y sus matrículas. “Estos son otros dos ejemplos de quienes me han estado siguiendo. Desde que salgo de mi casa me siguen. Ellos se negaron a identificarse”, agregó el candidato opositor que se postulará a las elecciones del 1º de julio.

En respuesta, el secretario de Gobernación (equivalente a un ministro del Interior), Alfonso Navarrete, dijo que no se trata “ni de un asunto de espionaje clandestino ni de un asunto ilegal”, aunque reconoció que hay “presuntas irregularidades”. Argumentó que el seguimiento al candidato era “parte de los protocolos para garantizar la integridad de los actores y los participantes de las diferentes actividades en el actual proceso electoral”. Sin embargo, dijo, “se debió informar” sobre esa acción, algo que no se hizo, ni “tampoco se le comunicó” a la Secretaría de Gobernación “que este incidente”, el intercambio con Anaya, hubiera ocurrido.