El debate sobre el control de armas en Estados Unidos adoptó un tono más tenso de lo habitual en las últimas horas, después de que el presidente, Donald Trump, propuso armar a algunos profesores para acabar con las matanzas en las escuelas, los liceos y las universidades. La propuesta, que provocó reacciones muy divididas, fue puesta sobre la mesa a una semana de que 17 estudiantes fueran asesinados por un ex alumno en un liceo de Florida.

La idea surgió en una reunión que el presidente estadounidense mantuvo el miércoles en la Casa Blanca con estudiantes que sobrevivieron al ataque en Florida y familiares de las víctimas. Allí, el mandatario les preguntó cómo solucionarían el problema de la violencia en los centros educativos y el padre de una alumna que sobrevivió a la matanza propuso armar a los profesores que tengan entrenamiento militar. En el centro de la propuesta está la suposición de que, si los docentes tuvieran armas ocultas en las aulas, podrían responder rápidamente si ocurre un ataque a tiros y salvar las vidas que pueden perderse en el tiempo que demora en llegar la Policía.

“Vamos a examinar esa idea con rigor. Mucha gente va a estar en contra y mucha gente va a estar de acuerdo”, respondió Trump. Después, preguntó a los demás qué opinaban al respecto. La idea sólo tuvo el visto bueno de Andrew Pollack, cuya hija murió en el ataque de la semana pasada. El resto se opuso. Uno de los detractores fue Mark Barden, quien perdió a su hijo en un tiroteo que tuvo lugar en 2012 en una escuela de Newtown, Connecticut. “Mi esposa es profesora, y ella le diría que los maestros ya tienen suficientes responsabilidades como para además tener la enorme responsabilidad de la fuerza letal que puede acabar con una vida”, dijo Barden al presidente.

Luego, Trump dejó enfriar el tema y habló sobre cómo piensa enfrentar, en un principio, el problema. Prometió que examinará la edad mínima para comprar un arma, debido a que el autor del ataque en Florida tenía su propio rifle semiautomático con 19 años. Por otro lado, consideró que el país tiene que contar con “más instituciones mentales” para tratar a “enfermos” como ese atacante.

Tras el revuelo que generaron sus declaraciones durante la reunión del miércoles, Trump decidió ayer ordenar sus ideas en una serie de tuits. En primer lugar, y en respuesta a quienes criticaron que haya pedido armas para todos los docentes, aclaró: “Nunca dije ‘denles armas a los maestros’, como se publicó en las cadenas de noticias falsas CNN y NBC. Lo que dije fue que podríamos ver la posibilidad de dar ‘armas ocultas a profesores adeptos con experiencia militar o especial’”. E insistió: “Sólo a los mejores”. Agregó que 20% del profesorado estadounidense estaría hoy en condiciones de recibirlas.

A su entender, la medida que plantea “resolvería el problema de forma instantánea”, ya que los profesores “podrían disparar si un salvaje psicópata llegara a una escuela con malas intenciones”. En otro tuit, consideró que “una escuela sin armas es un imán para la gente malvada”.

Unos minutos después, en la misma red social, anunció que impulsará “con contundencia” la “revisión integral de antecedentes con énfasis en salud mental”, a la vez que pedirá “aumentar la edad de acceso a armas a los 21 años” –la ley vigente permite la venta de rifles a personas mayores de 18 años– y “prohibir la venta de dispositivos que convierten rifles en armas automáticas”. Y agregó: “El Congreso está en el momento adecuado para finalmente hacer algo en este tema, ¡espero!”.

El control de armas es un tema que implica una presión para Trump, debido a su apoyo y cercanía con la poderosa Asociación Nacional del Rifle (NRA, por su sigla en inglés) de Estados Unidos. Ayer aprovechó para volver a manifestar su respaldo a esta organización que en el pasado se ha mostrado a favor de armar a los docentes. “Lo que mucha gente no entiende, o no quiere entender, es que [...] los muchachos que trabajan tan duro en la NRA son grandes personas y grandes patriotas. Aman a su país y harán lo que es correcto. ¡Hacer a Estados Unidos grande de nuevo!”.

Para la NRA, la solución pasa por fomentar la presencia de guardias armados en los centros educativos. Casi en la misma línea que Trump, el presidente de la asociación, Wayne LaPierre, dijo ayer durante la Conferencia de Acción Política Conservadora –la mayor reunión anual de la derecha en Estados Unidos– que las escuelas son “blancos fáciles” justamente porque no hay nadie armado. “Para frenar a un tipo malo con un arma, es necesario un tipo bueno con un arma”, concluyó.