El ministro de Cultura renunció, uno de los socios de la coalición de gobierno pidió la dimisión del titular del Interior y el presidente sugirió convocar a elecciones anticipadas. Todo esto pasó en Eslovaquia desde el 26 de febrero, día en que el periodista eslovaco Jan Kuciak y su novia, Martina Kusnirova, fueron asesinados a tiros. A Kuciak lo mataron en un momento en que investigaba posibles lazos entre la mafia italiana y altos funcionarios del gobierno eslovaco, que incluso podrían llegar al primer ministro, Robert Fico.
El gobierno de Eslovaquia intenta responder al aluvión de pedidos que impulsan sectores sociales y políticos para que se esclarezca el doble asesinato de Kuciak y Kusnirova, por un lado, y por otro, para que se den explicaciones sobre lo que revela la inacabada investigación del periodista.
Las autoridades eslovacas encontraron los cuerpos de Kuciak y de su novia con impactos de bala, hace nueve días, a pocos kilómetros de Bratislava. La Policía todavía examina las causas, pero desde un principio dio por hecho que el crimen está relacionado con la investigación en la que estaba trabajando el periodista, que tenía 27 años.
El asesinato generó una ola de indignación dentro y fuera del país, que se tradujo en masivas manifestaciones a favor de la libertad de prensa y contra “la mafia en el Estado”. Pero también provocó fracturas en el gobierno, formado por el partido socialdemócrata SMER –al que pertenece Fico–, los nacionalistas del SNS y la formación de la minoría húngara Most-Hid.
El presidente de Eslovaquia, Andrej Kiska, dijo el domingo –después de reunirse con el primer ministro–, que su país sólo podrá superar la crisis si se introducen cambios en la composición del gobierno o directamente se convoca a elecciones anticipadas. Adelantó que iniciará una ronda de conversaciones con todos los partidos políticos para analizar distintas soluciones y recuperar la confianza de la ciudadanía. En respuesta, Fico acusó al presidente de “unirse a la oposición” y no respetar el resultado de las elecciones parlamentarias de 2016, en las que ganó SMER con 28% de los votos.
La investigación de Kuciak fue publicada por los principales diarios eslovacos (Sme, Právda y Novy Cas) dos días después de su muerte, con el permiso de Aktuality, medio digital para el que trabajaba el periodista. El artículo revela los vínculos que varios funcionarios del gobierno tenían con la mafia italiana. En particular, señalaba a la asistente personal del primer ministro, María Troskova, y al secretario del Consejo de Seguridad del Estado, Viliam Jasan, por tener contactos con Antonino Vadala, un empresario italiano que vive en Eslovaquia y supuestamente está relacionado con la ’Ndrangheta de Calabria.
El trabajo de Kuciak apuntaba a que la mafia, que en Eslovaquia se dedicaba especialmente al fraude fiscal mediante facturas falsas y estafas a los fondos de la Unión Europea, habría tenido acceso a secretos de Estado mediante sus contactos con altos cargos del gobierno.
La semana pasada, tanto Troskova como Jasan anunciaron que dejaban sus puestos hasta que finalice la investigación. A la vez, denunciaron que sus nombres están siendo “manipulados en la lucha política contra el primer ministro”, que defendió a capa y espada a sus colaboradores. “Están vinculando a personas inocentes con un doble asesinato. Eso es sobrepasar una línea”, dijo Fico hace una semana, en una conferencia de prensa en la que se presentó detrás de una mesa llena de fajos de billetes que sumaban un millón de euros y que ofreció como recompensa a cambio de pistas que ayuden a encontrar a los responsables del crimen.
A Vadala no lo defendió nadie y fue encarcelado junto a otros seis italianos en una redada que se hizo el jueves en el este de Eslovaquia. Sin embargo, la Policía los liberó a todos 48 horas después sin dar explicaciones, según informó el diario Slovak Spectator en su versión web.
El jueves, la dirección del partido Most-Hid pidió la destitución del ministro del Interior, Robert Kalinak, para lo que puso como plazo el 12 de mayo. Su argumento es que la salida de Kalinak, hombre de confianza de Fico, es la única manera de asegurar una investigación “transparente”. La decisión que tome Fico al respecto será crucial, porque sin los ministros húngaros, el gobierno perdería la mayoría parlamentaria y forzaría elecciones anticipadas.
Por el momento, el único miembro del gobierno que asumió responsabilidad política y renunció fue el ministro de Cultura y Medios de Comunicación, Marek Madaric, también del SMER. “Durante mi cargo como ministro de Cultura ha sido asesinado un periodista y soy incapaz de absorber esto. Es muy frustrante y me ha impactado mucho”, dijo Madaric al presentar su dimisión.
En el gobierno hay varios ministros del Most-Hid que podrían seguir sus pasos, entre ellos la titular de Justicia, Lucia Zitnanská, quien dijo que “es absolutamente inaceptable que en la oficina del gobierno haya personas que puedan tener contactos con la mafia”.
Para sumar más presiones al gobierno, el periodista Petr Branik, que colaboraba con Kuciak, denunció que la “pista italiana” es falsa y que tras el crimen se oculta en realidad una “mafia judicial” eslovaca, integrada por jueces y abogados corruptos.
Cuentas claras
El asesinato de Kuciak también provocó protestas en varias ciudades europeas. El viernes, sólo en Eslovaquia, se movilizaron más de 20.000 personas para expresar su repudio al crimen y al “Estado mafioso”. En la manifestación de Bratislava, que reunió a 10.000 personas, uno de los oradores afirmó: “No sabemos el nombre del asesino, pero sí conocemos al criminal, y es la corrupción”.
El representante de la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa para la libertad de prensa, Harlem Désir, se unió a la concentración en la capital después de reunirse con Fico para pedirle una investigación “completa y transparente” sobre el asesinato del periodista. “La impunidad sería un segundo crimen contra la prensa libre. Los responsables deben ser llevados ante la Justicia”, dijo el funcionario. En ese encuentro con el jefe del gobierno eslovaco también participó el secretario general de Reporteros sin Fronteras (RSF), Christophe Deloire, que pidió a Fico que se disculpara ante la prensa por unas declaraciones que hizo en el pasado, en las que acusó a periodistas de comportarse como “prostitutas antieslovacas”.
Fuera del país, también se pronunció la directora general de la UNESCO, Audrey Azoulay, quien en un comunicado insistió en que “los periodistas deben poder ejercer el derecho de informar al público sin temer por su vida”. El lunes, expertos independientes de la Organización de las Naciones Unidas también instaron a Eslovaquia a que investigue el asesinato de Kuciak y de Kusnirova, que calificaron de “un terrible recordatorio de la vulnerabilidad en la que se encuentra el periodismo de investigación, incluso en países democráticos como Eslovaquia, donde la libertad de prensa es respetada”.
Los reclamos al gobierno a favor de garantizar la libertad de prensa fueron respaldados, además, por la Federación Europea de Periodistas y la Federación Internacional de Periodistas.