El líder norcoreano, Kim Jong-un, se reunió en Pekín con el presidente chino, Xi Jinping, en lo que fue su primer viaje al exterior desde que llegó al poder en diciembre de 2011. La visita, que se extendió desde el domingo hasta la mañana de ayer, se mantuvo en secreto hasta que el lujoso tren blindado que trasladó a Kim volvió a cruzar la frontera para ingresar a su país. Ayer, fue la noticia principal de los medios oficiales de ambos países.

“No cabe duda de que mi primera visita afuera tenía que ser a la capital china”, dijo el líder norcoreano, citado por la agencia de noticias estatal KCNA. El principal objetivo del viaje era reforzar los lazos con China, que se debilitaron en los últimos años, y poner paños fríos a la situación de tensión en la península de Corea desatada por el avance del programa nuclear de Pyongyang.

Durante el encuentro con Xi en el Gran Palacio del Pueblo, Kim aseguró que Corea del Norte “está comprometida con la desnuclearización de la península” que, en su opinión, sólo “puede resolverse si Corea del Sur y Estados Unidos responden” con “buena voluntad” a los “esfuerzos” de su país, según informó la agencia oficial china Xinhua. Para eso, “deben crear una atmósfera de paz y estabilidad a la vez que toman medidas progresivas y sincronizadas para la consecución de la paz”.

En esa línea, reiteró que su gobierno desea dialogar con Estados Unidos y celebrar una cumbre de los dos países que, en principio, está prevista para mayo. Antes, a fines de abril, Kim se reuniría con el presidente de Corea del Sur, Moon Jae-in. Conseguir la confianza de China en la previa a esas dos reuniones era un paso clave.

Xi, por su parte, celebró los esfuerzos hechos por Corea del Norte en los últimos meses para avanzar en la distensión y adelantó que China tendrá una actitud “constructiva” y trabajará con todas las partes. Sobre el encuentro en sí, sostuvo: “Es una elección estratégica, la única opción correcta para ambas partes basándonos en nuestra historia y realidad, en la estructura regional e internacional y en la situación general de nuestros vínculos. Eso no debe cambiar y no cambiará por un acontecimiento en un momento determinado”.

China y Corea del Norte son históricos aliados desde la Guerra de Corea (1950-1953), en la que Pekín apoyó al gobierno norcoreano. Sin embargo, los lazos entre los dos países se habían paralizado en los últimos años, en parte porque China apoyó las sanciones que la Organización de las Naciones Unidas aplicó contra Corea del Norte por sus pruebas nucleares y de misiles.

El Departamento de Estado de Estados Unidos consideró que la reunión entre Kim y Xi en Pekín “no tiene antecedentes” y marca un “paso histórico en la dirección correcta”, en palabras de la portavoz de la diplomacia, Heather Nauert. “También pone en evidencia que la campaña de máxima presión del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, está funcionando”, agregó la funcionaria en Twitter.

Trump fue menos optimista y dijo, también en Twitter, que si bien el encuentro entre Kim y Xi “estuvo bien”, por el momento y “desafortunadamente”, las sanciones contra Corea del Norte por su programa nuclear “se deben mantener a toda costa”.

El gobierno de Corea del Sur también celebró el inédito viaje del líder norcoreano a Pekín porque, a su entender, la mejora de lazos entre los dos vecinos contribuye “al tema de la desnuclearización y a establecer la paz en la península”, según afirmó ayer un portavoz del Ministerio de Unificación surcoreano.

Los líderes de las dos Coreas tienen prevista para hoy una reunión de alto nivel para preparar la cumbre de abril. El encuentro tendrá lugar en Panmunjom, en la zona desmilitarizada que separa ambos países.