Un acto que contó con la presencia de los tres candidatos de izquierda para las elecciones de octubre en Brasil fue el cierre, anoche, de la caravana Lula pelo Brasil. Se trató de una movilización que ya estaba prevista, pero que cambió su significado después de que los tres ómnibus que integran la caravana fueran atacados a tiros en la noche del martes.

Se preveía que la gira por tres estados del sur del país fuera más difícil que las anteriores, porque era la primera en una zona del país donde son mayoría quienes se oponen al ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva y al Partido de los Trabajadores (PT). Desde su comienzo, el 19 de marzo, los actos tuvieron sus contraactos, y el lunes se llegó al punto de que le lanzaran piedras y huevos a los ómnibus de la caravana. Pero el martes llegó el ataque más grave cuando el ómnibus en el que viajaban los invitados del PT recibió un disparo y otro de esos vehículos, en el que iban los equipos de prensa, recibió dos.

Al denunciar el ataque, el PT manifestó que el gobierno de Paraná, donde ocurrió el ataque, fue el único que se negó a proporcionarle una escolta policial a esta caravana, que recorrió tres estados del sur. La misma noche del atentado, el designado responsable de la investigación de la Policía Civil de Paraná, Fabiano Oliveira, dijo que seguiría la hipótesis de una tentativa de homicidio. Sin embargo, la Secretaría de Seguridad Pública de Paraná manifestó en un comunicado que no había indicios de que se tratara de ese delito.

Con esta previa, el acto de cierre de la caravana Lula pelo Brasil se transformó en una instancia para repudiar el atentado y reivindicar los caminos democráticos. Participaron los otros dos precandidatos de izquierda: Guilherme Boulos, líder del Movimiento de los Trabajadores Sin Tierra ahora afiliado al Partido Socialismo y Libertad, y Manuela d’Avila, del Partido Comunista de Brasil. También dijeron algunas palabras varias personalidades del PT y de movimientos sociales, como el ex alcalde de San Pablo Fernando Haddad y el senador Lindberg Farias, así como el líder del Movimiento de los Sin Tierra João Pedro Stédile y la ex presidenta Dilma Rousseff, que fue parte de la caravana en todo su trayecto. Rousseff dijo ayer que es necesario eliminar “la violencia y el odio fascista” del proceso electoral.

Boulos y D’Avila, que también utilizaron la palabra “fascista” para referirse al ataque, llamaron a unir a la izquierda, aunque manteniendo cada partido su candidato para las elecciones de octubre. Después de que hablaran los dos dirigentes, llegó el turno del ex presidente, que relató algunos de los ataques violentos que han ocurrido desde el comienzo de la gira. Dijo que los responsables de esas agresiones son “fascistas” y “nazis”, y que “todo ese odio” que promovieron contó con “la connivencia” de los medios de comunicación: “El estimulador de ese odio en Brasil se llama Rede Globo”, agregó.

Antes, Lula había dicho: “Si creen que haciendo esto nos van a asustar, están equivocados. Esto nos va a motivar”. En un pronunciamiento a través de redes sociales, agregó: “Si quieren jugar, jueguen conmigo en las urnas, pero respetemos la democracia, la convivencia en la diversidad”.

Muchas voces

Las reacciones en el ámbito político brasileño fueron de lo más dispares, ya que algunos incluso responsabilizaron a Lula y al PT por los balazos recibidos por la caravana. Es el caso, por ejemplo, del gobernador de San Pablo y precandidato del Partido de la Social Democracia Brasileña, Geraldo Alckmin, que si bien dijo en Twitter que “toda forma de violencia tiene que ser condenada”, en una entrevista con el diario Folha de São Paulo afirmó que el PT “cosecha lo que siembra”, porque siempre intentó “dividir a Brasil” y ahora es “víctima de esa polarización”. Otro político del PSDB que adjudicó al PT la responsabilidad por lo sucedido fue el alcalde de San Pablo, João Doria. Dijo que el PT “sufrió la violencia que siempre utilizó”.

El presidente de Brasil, Michel Temer, se refirió al ataque en Twitter y en una entrevista con la radio Bandnews. En la red social dijo que lamentaba lo sucedido en la caravana y llamó a terminar con “ese clima de ‘unos contra otros’”. En la radio, se concentró en el caso del juez Edson Fachin, que integra el Supremo Tribunal Federal, que estudia un habeas corpus presentado por Lula, y que denunció ayer que hace tres semanas recibió amenazas contra su vida y la de su familia. Temer consideró que eso “no puede pasar en Brasil”, y por otra parte, dijo que “es una pena” que la caravana de Lula haya sido baleada. También la precandidata de Rede Sustentabilidade, Marina Silva, relacionó ambos hechos: “Repudio vehementemente las amenazas que vienen sufriendo el juez Fachin y su familia, y los balazos disparados contra la caravana del ex presidente Lula”.

Todos los precandidatos a la presidencia de Brasil se pronunciaron sobre lo sucedido. El presidente de la Cámara de Diputados, del partido Demócratas, Rodrigo Maia, consideró “gravísimo” el ataque, al que definió como “un intento de inviabilizar la movilización del ex presidente”. El ministro de Hacienda, del Movimiento Democrático Brasileño, Henrique Meirelles, tuiteó que lo sucedido en Paraná fue “un atentado contra la libertad de expresión de un líder político” que es “inadmisible en una democracia”. El ultraderechista Jair Bolsonaro no habló sobre los balazos, pero dijo: “Lula quiso transformar Brasil en un gallinero, ahora está recolectando los huevos”.

El PT publicó en su página web que el Colectivo de Abogados y Abogadas por la Democracia presentó a la Fiscalía de Paraná información aportada por ciudadanos sobre personas que pueden haber estado vinculadas con el ataque. Incluyó capturas de pantallas, de grupos de Whatsapp en los que se habla sobre comprar armas y de tirarle a la caravana balas en lugar de huevos.