El presidente argentino, Mauricio Macri, inauguró ayer el período de sesiones ordinarias del Congreso con un discurso centrado en el rumbo económico de su gobierno y en el que, por sobre todas las cosas, pidió paciencia. La oposición criticó la descripción que hizo de un “país imaginario” y le recriminó que haya evitado mencionar cuestiones como la reforma previsional, los despidos masivos y la caída del poder adquisitivo.

En el estreno de la nueva legislatura, Macri hizo énfasis en los principales logros de su gobierno y presentó las prioridades de la agenda parlamentaria de 2018. Empezó su discurso haciendo referencias a las “transformaciones” que “empiezan a dar frutos”, y dio como ejemplo las parejas que consiguieron su vivienda propia. “Me llena el corazón de entusiasmo. Ustedes me pusieron acá para emprender juntos este camino, uno distinto, que por fin nos está sacando de tantos años de repetir los mismos errores”, dijo.

A continuación, enumeró con optimismo las medidas económicas que sustentaron esas “transformaciones”. En primer lugar, explicó que su equipo apuesta al “camino del gradualismo” en materia económica, para que todos los argentinos “estén unidos por el esfuerzo”. Después, insistió en que la inflación “está bajando” y auguró que “la de 2018 va a ser menor que la de 2017”. Agregó: “No queremos sólo bajarla, queremos que nunca más sea un instrumento de la política, como lo ha sido durante más de 70 años”. En la misma línea, también prometió “bajar el déficit fiscal” y “dejar de endeudar” al país.

En el mismo capítulo, aseguró que “la inversión creció 11% y aumenta”, y celebró el “récord en la venta de cemento, de autos, de turismo y en vuelos de pasajeros”. Continuó: “Toda esta actividad está generando trabajo. Los salarios le ganaron a la inflación”. Sin referirse al ajuste o a los tarifazos, aseguró que “lo peor ya pasó”.

El presidente argentino no habló de manera integral sobre la polémica reforma laboral que impulsa su gobierno, pero anunció tres grandes proyectos en los que tendrá que trabajar el Congreso. El primero tiene que ver con la ley de inclusión laboral, “para que miles de trabajadores puedan registrarse”, después de denunciar que “la mitad de los trabajadores en la Argentina está en la informalidad”. Luego, se comprometió a conseguir la paridad salarial entre hombres y mujeres porque “no es justo” que “una mujer gane menos que un hombre”. En una línea similar, anunció además que presentará un proyecto para “extender la licencia por paternidad”.

Para redondear, Macri aseguró que “la desocupación está bajando y el total de empleados registrados aumentó”. Sin embargo, no dedicó ni una palabra a los despidos masivos que han tenido lugar en los sectores público y privado en los últimos meses.

Por otra parte, el presidente argentino pidió una educación “de calidad” a la que puedan acceder “los más vulnerables” y envió un mensaje a los sindicatos docentes. “No podemos hacer política con la educación de nuestros hijos. No podemos acordarnos de la educación sólo en el momento de las paritarias”, dijo, en un momento en que los docentes están movilizados.

Macri afirmó que persiste “una tensión entre la democracia y la seguridad” y aseguró que su gobierno “no cree que haya que caer en la mano dura ni en el abolicionismo para resolverla”. En cambio, y entre los aplausos de su ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, sostuvo que su gobierno apuesta a un “sistema que ponga en el centro a las víctimas del delito” y “ofrezca penas proporcionales a los delitos cometidos”. En este apartado, también adelantó que “hay una comisión de expertos” trabajando en un nuevo Código Penal, ya que el actual “es viejo”.

Muchos de los legisladores que ayer esperaban que Macri hiciera referencia al debate sobre la despenalización de la interrupción voluntaria del embarazo asistieron al Congreso con el característico pañuelo verde de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito. En ese grupo hubo, incluso, varios oficialistas. La opinión del presidente respecto de este debate se esperaba desde hace días, sobre todo desde que el gobierno comunicó la semana pasada a sus legisladores que les dará “libertad de acción” para discutir sobre el tema.

Finalmente, a los 40 minutos de iniciado el discurso, Macri dedicó algunas palabras al tema que hoy encabeza la agenda de varias organizaciones sociales argentinas. “Hace 35 años que venimos postergando un debate muy sensible, que como sociedad nos debemos: el aborto”, dijo, antes de dejar clara su postura: “Como dije más de una vez, estoy a favor de la vida”. Después, matizó: “También estoy a favor de los debates maduros y responsables que como argentinos tenemos que darnos. Vemos con agrado que el Congreso incluya este tema en su agenda de este año. Espero que se escuchen todas las voces y se tomen en cuenta todas las posturas”.

Antes de terminar el discurso, Macri invitó “a todos los que piensan distinto” a “abrir la mente y el corazón”, porque su propuesta “puede funcionar” y “está funcionando”. Tras el punto final, diputados y senadores oficialistas lo despidieron al grito de: “Sí se puede”.

La reacción de la oposición fue radicalmente distinta y se hizo visible, en particular, en las redes sociales. La mayoría acusó al presidente de referirse a un “país imaginario” y le cuestionó que haya evitado hablar de los “verdaderos problemas” de los argentinos.

El diputado del Frente de Izquierda Néstor Pitrola dijo en Twitter que el presidente brindó un discurso “de espaldas a la crisis de deuda, de comercio exterior, a las tendencias devaluacionistas, a la inflación y la crisis energética, de espaldas a la caída del poder adquisitivo de los salarios y jubilaciones”. El diputado kirchnerista Leopoldo Moreau lo acusó de “mentir descaradamente” sobre la situación del país y de hacer un diagnóstico “alejado de la realidad que vive la sociedad”.