El tercer candidato que propusieron los independentistas catalanes para la presidencia de la Generalitat, Jordi Turull, tampoco logró ser investido. Su candidatura fue tratada ayer en el Parlamento de Cataluña en una primera votación.

Turull, que fue asesor del ex presidente catalán Carles Puigdemont, no alcanzó los 68 votos necesarios al contar únicamente con el respaldo de Junts per Catalunya y Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), que juntos suman 64 diputados. La investidura no salió adelante porque los legisladores del otro partido independentista, Candidatura de Unidad Popular (CUP), se abstuvieron.

Y no sólo eso: después de escuchar el discurso de Turull para defender su programa de gobierno, la CUP directamente anunció el final del proceso independentista y su paso a la oposición. “Damos por acabado el ciclo del procés y las alianzas que se han dado durante el procés. Pasamos a la oposición desde la calle y desde las instituciones, combatiendo al Estado y al autonomismo. Queremos empezar el ciclo de construcción de la República desde la movilización popular y desde este Parlamento”, dijo el diputado Carles Riera.

Luego se dirigió a los integrantes de Junts per Catalunya y ERC para decirles que no pueden “asumir su proyecto político”, y les recordó que Puigdemont sigue siendo su candidato para dirigir la Generalitat, ya que fue el soberanista más votado en las elecciones del 21 de diciembre.

La CUP no fue la única en criticar el discurso de Turull, que los medios catalanes y españoles describieron como “plano”, “gris” y “poco entusiasta”. De hecho, Turull no mencionó ni una sola vez las palabras “república” o “independencia” y optó por un tono conciliador. Incluso ofreció una “mano tendida” al gobierno del presidente del gobierno de España, Mariano Rajoy, y al rey Felipe. Después cayó en las fórmulas comunes: prometió un gobierno “para todos los catalanes”, basado en el “progreso social” y con la convicción de que Cataluña es “un solo pueblo”. De manera tibia, y dirigiéndose a los independentistas, apeló a “la restitución de las instituciones” y a “acabar” con el artículo 155 de la Constitución, que se aplica desde octubre.

En su turno, Inés Arrimadas, la líder de Ciudadanos –el partido más votado en las elecciones–, aseguró que Turull y el independentismo engañaron a los catalanes, rompieron la convivencia, echaron a las empresas y obligaron al Estado español a intervenir en las instituciones catalanas. Además, consideró que la pretensión de Turull de ser investido era una “farsa” con la que se proponía evitar ser encarcelado. Lo dijo porque se prevé que el juez a cargo de la investigación sobre el proceso independentista comunique hoy a los implicados –incluido Turull– sus autos de procesamiento. La cárcel para Turull cambiaría los planes, ya que el presidente del Parlamento catalán, Roger Torrent, convocó la segunda sesión de investidura para mañana.