Después de meses de tensión en la región por el avance del programa armamentístico de Corea del Norte, se anunciaron para las próximas semanas dos reuniones que podrían conducir a la desnuclearización de ese país. Se trata de las cumbres que celebrará el líder de Corea del Norte, Kim Jong-un, con el presidente surcoreano Moon Jae-in, el viernes 27, y el estadounidense Donald Trump, a fines de mayo o principios de junio.

Ayer surgieron novedades al respecto. Por un lado, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció que el diálogo con Pyongyang con miras al encuentro bilateral ya empezó y está bien encaminado. Después, en Twitter, confirmó que el primer paso en ese sentido se dio en una reunión secreta que mantuvieron en Corea del Norte el director de la CIA, Mike Pompeo, y Kim. “La reunión fue muy fluida y se formó una buena relación”, escribió el mandatario. “Los detalles de la cumbre están siendo resueltos ahora. La desnuclearización será algo grandioso para el mundo, pero también para Corea del Norte”, agregó.

Trump no dio más detalles sobre ese encuentro. Sin embargo, fuentes consultadas por el diario The Washington Post aseguraron que el viaje de Pompeo a Asia ocurrió a fines de marzo y tuvo como objetivo acercar posturas sobre las condiciones en las que se celebrará la cumbre, para la que hay cinco ubicaciones posibles. Además, según las mismas fuentes, Pompeo y Kim supuestamente discutieron acerca del programa nuclear de Pyongyang.

El elegido para ese primer acercamiento fue Pompeo: si bien todavía dirige la CIA, es el nominado para convertirse en el próximo secretario de Estado de Estados Unidos en reemplazo de Rex Tillerson, que fue destituido por Trump el 3 de marzo. Esta maniobra de la Casa Blanca preocupó a varios expertos, ya que Pompeo es conocido por tener una postura menos conciliadora y más belicista que Tillerson. Por lo pronto, todas las intervenciones del futuro jefe de la diplomacia estadounidense sobre el tema tuvieron un tono moderado.

Al mismo tiempo que se cocina el encuentro Pyongyang-Washington, los gobiernos de las Coreas preparan su propia cumbre, también con el fin de hacer las paces. El gobierno de Corea del Sur manifestó ayer que, durante la reunión con Kim, buscará impulsar un acuerdo de paz con el Norte para “poner fin a las hostilidades”. Esto podría terminar con la situación de “guerra técnica” en la que se encuentran los dos países y facilitar la desnuclearización de la península.

“Estamos discutiendo cómo aliviar las inquietudes de Pyongyang respecto de su seguridad y cómo garantizar al Norte que tiene un futuro prometedor por delante si toma la decisión correcta”, dijo ayer el jefe de Seguridad Nacional de Seúl, Chung Eui-yong.

En julio de 1953, Corea del Norte y Corea del Sur pusieron fin a la Guerra de Corea con un armisticio que firmaron el Ejército norcoreano, China y Estados Unidos (en representación del comando de la Organización de las Naciones Unidas). Ese pacto nunca fue reemplazado por un tratado de paz definitivo.

Lo complicado del asunto reside principalmente en que cualquier acuerdo que ponga fin de manera formal a la Guerra de Corea requiere la aprobación de los firmantes del armisticio, por lo que excede lo bilateral. El gobierno surcoreano explicó que “está consultando” esta posibilidad con Estados Unidos. Su presidente dijo ayer que las Coreas cuentan con “su bendición” para ponerle fin al conflicto bélico.