Raúl Castro se despide hoy de la presidencia de Cuba después de una década en el poder, y todo indica que dejará su cargo en manos de quien hasta hoy era su primer vicepresidente: Miguel Díaz-Canel. El sucesor de los Castro fue propuesto oficialmente ayer ante la Asamblea Nacional del Poder Popular, aunque la decisión no sorprendió a nadie porque era la opción que sonaba más fuerte desde hacía ya varios meses.

Votaron ayer la propuesta los 604 diputados de la Asamblea presentes, y se espera que la Comisión Electoral Nacional dé a conocer los resultados definitivos durante la jornada de hoy.

Díaz-Canel es ingeniero de profesión, pero inició su carrera política hace más de tres décadas, cuando se incorporó a la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC). Ese fue el comienzo de una carrera de militancia en la que no paró de escalar. Entre otros cargos, Díaz-Canel fue primer secretario del Partido Comunista de Villa Clara –su provincia natal–, ministro de Educación Superior y vicepresidente del Consejo de Ministros. En 2003, entró al buró político del Partido Comunista de Cuba por iniciativa del mismísimo Fidel Castro.

El futuro mandatario, que mañana cumple 58 años, no participó en la Revolución Cubana y no tiene una trayectoria militar. En ese sentido, la promesa de Raúl Castro de un “relevo generacional” y de una “renovación” del gobierno puede darse por cumplida. A esto se suma que más de la mitad del Consejo de Estado –el máximo órgano de gobierno del país– estará integrado por nuevas caras y que varios de los que renuevan sus mandatos son jóvenes. Es el caso del canciller, Bruno Rodríguez, de 60 años, o de la primera secretaria del Comité Nacional de la UJC, Susely Morfa, que tiene 35.

A pesar de esto, otros dirigentes “históricos” permanecen en el gobierno y no hay señales de un cambio de rumbo político por parte de Díaz-Canel. Uno de los veteranos que se queda es el candidato a la primera vicepresidencia, Salvador Valdés Mesa, que hasta ahora ocupaba una de las cinco vicepresidencias del organismo. Este dirigente, de 72 años, es miembro del buró político y, de ser ratificado por la Asamblea, se convertirá en el primer vicepresidente negro en la historia del país.

La permanencia más significativa en el Consejo de Estado, sin embargo, es la del comandante Ramiro Valdés, de 85 años, uno de los dos miembros de la generación histórica que luchó en la Sierra Maestra, que aspira a ocupar una de las cinco vicepresidencias. Los nombres propuestos para ocupar los otros cuatro lugares incluyen a la contralora general Gladys Bejerano (que también renovaría su cargo); el hasta ahora ministro de Salud, Roberto Morales; la integrante del anterior Consejo de Estado Inés María Chapman; y Beatriz Johnson, presidenta de la Asamblea Provincial de Santiago. También fue propuesto Guillermo García Frías, otro ex comandante de la revolución que, a sus 90 años, es actualmente el miembro de mayor edad del Consejo de Estado.

Los números confirman que esta “transformación” es a medias: según datos de la agencia de noticias Efe, la renovación de la cúpula será de 40%, el promedio de edad es de 54 años, 77% de los candidatos propuestos nacieron después del triunfo de la Revolución Cubana y 48% del organismo está integrado por mujeres.

Se espera que hoy Castro pronuncie sus palabras de despedida y le dé la bienvenida a Díaz-Canel, el primer líder cubano de las últimas seis décadas que no pertenece a su familia.