La decisión del gobierno chileno de retirar un proyecto de ley que pretendía otorgar una compensación económica a los ex presos políticos de la dictadura generó ayer fuertes cruces en la Cámara de Diputados de Chile.

La tensión se agudizó cuando el diputado Ignacio Urrutia, de la Unión Demócrata Independiente (que integra la coalición de gobierno Chile Vamos), celebró que se retirara un proyecto que consideró “nefasto” y que, según dijo, contemplaba “regalitos a gente que en el fondo más que exiliados fueron terroristas”.

Sus dichos provocaron el enojo inmediato de la diputada del Partido Humanista, Pamela Jiles, que se levantó de su escaño y le gritó que su actitud era “inadmisible”.