Mario Abdo Benítez, del Partido Colorado, logró imponerse en las elecciones del domingo y hacerse con la presidencia de Paraguay. Pero lo hizo con una ventaja menor que la esperada, de 3,7%, menos de 100.000 votos, en una jornada en la que casi 134.000 personas votaron en blanco o anulado.

En el discurso con el que celebró su victoria, Abdo destacó que el Partido Colorado venció a una coalición opositora que consideró “legítima” y dijo que, ahora que las elecciones ya pasaron, es necesario que los paraguayos se unan. “Hemos construido un proyecto electoral con una dialéctica que queremos que se instale en el corazón de todos los paraguayos: la de la unidad”, dijo, y agregó: “El pueblo votó por la unidad, no por su división”. En su discurso recordó a su padre, que fue secretario personal de Alfredo Stroessner, y lo definió como “un gran colorado”.

Poco antes, la alianza opositora Ganar destacó la escasa diferencia entre la votación de Abdo y la suya. El candidato a vicepresidente por la coalición, Leonardo Rubín, consideró que esto demuestra que la gente “quiere un cambio”, y que el respaldo a la fórmula que integraron Efraín Alegre y él prueba que “hay un porcentaje importante de gente que no quiere esto” y que “el Partido Colorado ya no es indestructible”. Rubín consideró que “la alianza está muy firme y el cambio es irreversible”.

El ex candidato a vicepresidente habló el domingo de noche después de que Alegre hiciera unas declaraciones en las que dijo que respetaba a las autoridades electorales que dieron como ganador de las elecciones a Abdo pero esperaría que se terminaran de controlar las actas -algo que podría demorar una semana- antes de considerar que el resultado es irreversible. Consultado por estas palabras, que Alegre pronunció a su lado, Rubín dijo que “no es no reconocer” los resultados, porque “se confía” en las autoridades electorales, si no que “hay que esperar” para conocer los datos definitivos.

Alegre se presentó con el respaldo del Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA), del que es presidente, y del Frente Guasu, además de otros partidos minoritarios que conformaron la alianza Ganar. En las elecciones del domingo, Alegre obtuvo un respaldo de 43% de los votos, seis puntos porcentuales más que en 2013, en las que enfrentó al actual presidente, Horacio Cartes. También el Partido Colorado aumentó, levemente, el respaldo a su candidato: Cartes ganó con 45,8% y Abdo lo hizo con 46,4%.

Los colorados ratificaron en estas elecciones su dominio territorial al imponerse en las departamentales: de las 17 gobernaciones en disputa, obtuvieron 13, una más que en las pasadas elecciones. Además, el candidato del Partido Colorado ganó en Central, un departamento que históricamente estuvo en manos liberales. El PLRA ganó, en solitario, en tres departamentos y la alianza Ganar lo hizo en un cuarto.

El Partido Colorado, que gobernó Paraguay desde 1954 con una sola interrupción, el período 2008-2013, también se impuso en las elecciones al Senado, aunque perdió escaños. Contará con 17 de las 45 bancas de la cámara alta, tres menos que las que tiene ahora. Los principales partidos opositores crecieron en su representación: el PLRA de 12 a 13 y el Frente Guasu de cinco a seis. Con esta conformación de la cámara alta Abdo deberá buscar acuerdos con la oposición para que se aprueben las iniciativas del Ejecutivo, tal como tuvo que hacer Cartes durante los últimos cinco años. A diferencia del actual presidente, Abdo tiene una trayectoria en el Senado, ámbito en el que ha negociado con el PLRA y el Frente Guasu, justamente, para impedir la aprobación de iniciativas de Cartes.