El 31 de marzo se cumplió un año del naufragio del Stellar Daisy, buque granelero armado por la firma Polaris Shipping de Corea del Sur, que transportaba hierro desde Río de Janeiro a China. El barco, en el que viajaban 24 tripulantes (ocho coreanos y 16 filipinos), se hundió en el Atlántico a unos 3.200 kilómetros de la costa uruguaya, en un área donde la responsabilidad de la búsqueda y el salvamento corresponde a Uruguay, por los compromisos adoptados al ratificar convenios internacionales como el de Búsqueda y Salvamentos Marítimos (Ley 15.894). El Stellar Daisy fue construido en un astillero japonés y botado en 1993, y cuando se hundió portaba bandera de Islas Marshall.

La Armada Nacional, mediante el Centro Coordinador de Búsqueda y Rescate en el Mar (MRCC Uruguay) tenía que buscar a los posibles sobrevivientes, pero como carecía de “posibilidades técnicas” para acceder al lugar del naufragio, ya que con su mejor buque iba a tardar siete días en llegar, pidió ayuda a Brasil, Argentina y Sudáfrica, informó la fuerza en su momento.

Dos sobrevivientes de nacionalidad filipina fueron encontrados por un mercante pocos días después del naufragio. Habían logrado utilizar una balsa de salvamento. Más tarde llegaron a la zona barcos argentinos y uruguayos, y también participaron en la búsqueda un avión brasileño y un Boeing P-8 Poseidon de la Armada de Estados Unidos.

Sin embargo, sin suerte, el 10 de mayo del año pasado la Armada uruguaya informó que después de “40 días de intensa búsqueda”, “suspendió las tareas de búsqueda permanentes en el área donde ocurrió el incidente”. Según el comunicado de la Armada, había sido el operativo de búsqueda “más grande realizado por nuestro país” debido a que abarcó una superficie “mayor que la del territorio uruguayo”. 22 de los tripulantes del barco permanecen desaparecidos.

Del mar los vieron llegar

Tanto el martes como ayer, Young Ju Heo, hermana de uno de los tripulantes no hallado, y Young Me Kim, una periodista surcoreana, se manifestaron en la plaza Independencia con carteles en los que pedían ser recibidas por el presidente Tabaré Vázquez, y entregaron bolsitas con prendedores y pulseras que llevan la inscripción “Hope Stellar Daisy never again 20170331”. Vinieron a Montevideo especialmente a entrevistarse con responsables del MRCC Uruguay, a fin de obtener respuestas. Lo que denuncian –y lo que motiva que en Seúl haya concentraciones similares– es que a los familiares se les informó, en determinado momento de la búsqueda, que el avión estadounidense había tomado fotografías aéreas y que en una aparecía una balsa de salvamento, lo que alentó las esperanzas de encontrar sobrevivientes, pero que poco después se rectificó ese dato y se informó que lo que parecía una balsa era en realidad una mancha de aceite.

“Estamos trabajando a través de nuestra cadena de comando para tratar de desclasificar las imágenes para su posterior difusión”, dice el mensaje enviado en abril de 2017 por Mark Baden, comandante del P-8 Poseidon. Pero la o las imágenes nunca fueron difundidas, y es por eso que los familiares aún reclaman saber qué pasó. “Las familias están haciendo movimientos en las plazas de Seúl todos los días”, explicó Young Ju Heo a la diaria. Agregó que los familiares hicieron un pedido de acceso a la información pública dirigido a la Armada uruguaya que no fue respondido, y que en una entrevista con un oficial de esa fuerza, a quien no identificaron, este les aseguró que no habían visto la foto pero confiaban en la información brindada por Estados Unidos porque “tiene mucho mejor logística”. la diaria se comunicó con el portavoz de la Armada, Marcelo Etchevers, pero este aseguró que no estaba al tanto del tema. Las coreanas también hablaron con el embajador de su país en Uruguay, y contaron que la inestabilidad política que sacudió a Corea del Sur en los últimos meses les dificultó encontrar apoyo a la causa, ya que el gobierno recién ahora comenzó a interesarse en el tema.