El campamento que reclama la libertad de Luiz Inácio Lula da Silva ha sido centro de varias agresiones desde que fue instalado el sábado 7 de abril, día en que el ex presidente brasileño fue detenido. Quienes acampan en el lugar cuentan que hubo gente que les gritó insultos al pasar por allí y que han sido agredidos públicamente en las redes sociales. En algunos casos, también se denunciaron agresiones personales a militantes cuando llegaban o se iban del campamento identificados con el rojo del Partido de los Trabajadores (PT) y del Movimiento de los Trabajadores Sin Techo (MTST).

En reiteradas ocasiones la presidenta del PT, Gleisi Hoffmann, ha denunciado este tipo de hechos y exigido un aumento de la seguridad para el campamento denominado Marisa Letícia, que está instalado en los alrededores de la superintendencia de la Policía Federal, donde Lula permanece detenido.

En la madrugada del sábado, casi a las 4.00, la violencia aumentó. Un hombre disparó una cantidad indeterminada de veces contra quienes estaban en el lugar e hirió a dos personas. Una de las heridas fue Márcia Koakoski, una abogada que estaba en el campamento desde hacía dos días y que recibió un balazo en el hombro. En su caso la bala no causó daños importantes. En cambio, un militante del MTST que recibió un disparo en el cuello permaneció varias horas en cuidados intensivos. Koakoski contó que antes de que el hombre disparara un grupo de personas había gritado amenazas hacia el campamento. “Dijeron que iban a volver y nos iban a matar a todos”, dijo, antes de agregar que fueron “varias” las veces que el campamento “fue objeto de ofensas”.

Las cámaras de seguridad de la Policía filmaron parte del episodio: en las imágenes se ve al hombre bajar de un auto negro y pasar por delante de la reja que rodea la superintendencia de la Policía Federal de Curitiba. Después desaparece de la filmación, que no tiene audio en la versión que ha sido difundida por los medios brasileños, y a los pocos segundos reaparece con el arma en la mano y disparando hacia el lugar del que venía. Luego vuelve a entrar en el auto para irse.

La Policía recogió en el lugar seis casquillos de balas de un arma nueve milímetros, así como los testimonios de varios testigos, en una investigación que comienza, según sus responsables, con pocas pistas. También se aumentó la seguridad en torno al campamento.

El PT reclamó que se haga justicia y enmarcó este ataque en la “violencia política contra la democracia” que se vive en Brasil, como el asesinato de la edila de Río de Janeiro Marielle Franco y el ataque, también a tiros, contra la caravana Lula Livre. La Vigília Lula Livre, que reúne a las agrupaciones que están instaladas en el campamento, emitió un comunicado en el que califica lo sucedido como una tentativa de homicidio y asegura: “¡No nos intimidarás!”. El texto también subraya que el ataque se produjo en la previa del 1º de mayo, día para el cual se están organizando varias actividades políticas y culturales en Curitiba.

El gobierno no se pronunció sobre el ataque al campamento Lula Livre; tampoco lo hicieron varios de los precandidatos a la presidencia de Brasil, como el ultraconservador Jair Bolsonaro y el oficialista Geraldo Alckmin. En cambio, Rede Sustentabilidade, que llevará a las elecciones de octubre la candidatura de la dirigente ecologista y evangelista Marina Silva, repudió en un comunicado el “ataque criminal”. Por su parte, la candidata del Partido Comunista, Manuela D’Ávila, se pronunció mediante Twitter y dijo que “es necesario vencer al fascismo” porque Brasil “es mucho más que el odio”.