El Partido Comunista de Brasil (PCdoB) prevé llevar una candidatura propia a las elecciones de octubre por primera vez desde el regreso a la democracia. Eligió postular a la diputada estadual de Río Grande del Sur Manuela D’Ávila. La dirigente de 36 años, promotora de una mirada de género en la política, ha enfrentado críticas por hacer campaña con su hija en brazos. En las últimas semanas, D’Ávila acompañó muy de cerca al ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva.

D’Ávila comenzó su carrera política en 1999, cuando se afilió a la Unión de la Juventud Socialista, la agrupación juvenil del PCdoB, cuya dirección integró entre 2001 y 2003, un período en el que también fue vicepresidenta para el sur de Brasil de la Unión Nacional de Estudiantes.

En las elecciones municipales de 2004, D’Ávila se convirtió en la edila más joven de Porto Alegre: con 23 años obtuvo casi 9.500 votos –el que contó con más tuvo unos 23.000–. De esta forma, ingresó a la Cámara Municipal de Porto Alegre, donde impulsó una agenda marcada por proyectos vinculados con la educación.

Sólo dos años después, D’Ávila se convertía en la candidata a diputada más votada de Río Grande del Sur y llegaba a la Cámara de Diputados brasileña con casi 272.000 votos bajo el brazo; al terminar su mandato se presentó a la reelección y aumentó la cifra a casi 483.000, una de las mejores votaciones del estado y de todo el país. En los ocho años durante los cuales estuvo en la cámara baja, promovió el Estatuto de la Juventud, que garantiza algunos derechos para los jóvenes brasileños, presidió la Comisión de Derechos Humanos y fue elegida como la líder de la bancada de su partido.

Su trabajo fue destacado por organizaciones destinadas a estudiar la gestión de diputados y senadores: fue distinguida como “parlamentaria del futuro” y candidata al premio Congreso en Foco –en el cual votan periodistas, usuarios de internet y especialistas–, y el Departamento Intersindical de Asesoría Parlamentaria la consideró una de las 100 “cabezas del Congreso”. También medios de comunicación resaltaron su trabajo: en 2011 figuró en la lista de 30 diputados más influyentes que hace la revista Veja, y en la de los 100 brasileños de la revista Época.

D’Ávila también participó en las elecciones de alcalde de Porto Alegre en 2008, cuando quedó tercera con 15% de los votos, y en 2012, cuando fue la segunda en votos con 18%.

En 2013 D’Ávila decidió que en las elecciones de 2014 no se presentaría a la reelección como diputada nacional sino que buscaría integrar la Asamblea Legislativa de Río Grande del Sur. En su cuenta de Twitter argumentó que “la situación de Río Grande exige atención” y que la política “debe ser un espacio de renovación”. Agregó: “Mi estado y mi ciudad, Porto Alegre, podrán contar más conmigo si estoy más cerca de lo que estoy hoy, y yo seré feliz militando físicamente más cerca de la población y de los movimientos sociales”. Fue la candidata que obtuvo más votos.

Esto no hizo más que potenciar su nombre para que fuera una vez más candidata a la alcaldía, cuando en las encuestas figuraba como favorita con una intención de voto de 25%. Pero ella anunció que se mantendría como diputada estadual para poder dedicarle tiempo a su hija, Laura, que en ese entonces tenía cinco meses. “No tendría sentido luchar por el desarrollo de nuestros niños si no hago valer mi lucha con mi propia hija”, consideró.

Años antes D’Ávila había planteado que seguramente su vida política tuviera cambios cuando fuera madre. En una entrevista con el medio digital IG, cuando todavía era diputada, la dirigente manifestó: “No sé cómo voy a hacer, ¿dónde viviría mi hijo?, ¿en Brasilia o Porto Alegre? [...] Todavía no encontré una solución, ¿no crío a mis hijos?”. En esa misma entrevista mencionó una idea que sería recurrente en su discurso en el futuro: “Para los hombres es más fácil, para ellos este es un tema resuelto”.

Privada, pero no tanto

En las redes sociales y en los medios de comunicación, D’Ávila ha expuesto su vida privada reivindicando sus ideales feministas y relatando, entre otras cosas, los cambios que ha implicado para ella ser madre. El hecho de ser mujer –en particular en la política–, el machismo y la violencia son temas recurrentes en sus cuentas en múltiples redes sociales y en las entrevistas que brinda.

“La parte más difícil de ser una mujer en la política es la conciliación de la vida privada con la pública: pocas mujeres con poder tienen vida privada, la mayoría se dedica sólo a lo público”, dijo en 2013 en una entrevista con la revista feminista Trip Para Mulher. Allí también contó cómo vivió cuando reveló que estaba en pareja con el entonces diputado José Eduardo Cardozo, con quien estuvo vinculada entre 2008 y 2010. “Fue un gesto muy osado, era admitir que estaba enamorada de un colega de otro partido [el de los Trabajadores], más grande y de otro estado”, dijo. Hizo público que fue increpada por esa relación y que en la cámara baja la apodaron “Manu la seductora”, pero él ni se enteró de que hubiera repercusiones en su entorno.

La candidatura presidencial de D’Ávila tiene una fuerte impronta feminista y viene de un partido que tiene una presidenta, la diputada Luciana Santos, y cuyas juventudes también son lideradas por una mujer, Carina Vitral. Es fanática de las remeras estampadas con eslóganes políticos: “Rebelate”, “Nuestras ideas son a prueba de balas”, “Mi cuerpo es político”. La frase más conocida es la que tiene estampada también en un bolso de tela: “Lute como uma garota” (“Luchá como una mujer”).

En reiteradas ocasiones se ha referido a cómo ser madre la llevó a involucrarse con nuevas luchas. Dos hechos la hicieron protagonizar polémicas. El primero fue cuando amamantó a Laura, de entonces cuatro meses, durante una sesión de la Asamblea Legislativa de Río Grande del Sur. La foto fue muy replicada en medios brasileños y generó todo tipo de reacciones, pero en el momento ningún diputado le dijo nada. “Si me hubieran dicho algo tendrían que explicarme por qué la Casa del Pueblo no respeta el derecho a la crianza. Es derecho de ella la lactancia hasta los seis meses, si el Legislativo no garantiza la licencia por los seis meses...”.

En otra ocasión, más reciente, con Laura ya de dos años, D’Ávila fue cuestionada por un periodista por llevarla a varias actividades de campaña, y respondió, mediante Instagram: “Nunca vi a un periodista o comentarista preguntar quién está cuidando a los hijos de los políticos”. Contó cómo con su marido coordinan sus agendas para repartir sus horarios para estar con la niña y pidió: “Entonces, machistas, no pregunten por qué llevo a Laura, pregunten quién cría los hijos de los candidatos”. Después de esa reacción inicial, se refirió a una cuestión más general: “Cuando Laura no está la gente no se da cuenta, porque está acostumbrada a la ausencia de niños en el espacio público”.

Este es un punto en el que también ha profundizado en otras apariciones: “La sociedad y los ambientes institucionales todavía son masculinos”, dijo en un foro sobre las mujeres en la política. Eso lo atribuye a que “la política pública en Brasil es hecha por hombres” que no andan con sus hijos, por lo que falta una mirada sobre las necesidades y los derechos de las mujeres en general y de las que tienen niños en particular. No se refería sólo a las mujeres políticas, sino también a las que tienen que recurrir a espacios institucionales públicos, como un tribunal judicial, el despacho de un diputado o una oficina. En esa instancia, también se preguntó: “Si yo, que soy diputada, tengo que meterme en un despacho para amamantar, ¿dónde lo hace una cajera de supermercado? Si a mí, que soy diputada, me dicen que amamanto para exhibirme, ¿qué se le dirá a una mujer negra que lo hace en una parada de ómnibus?”.

La mujer ha ocupado un lugar central en la última parte de la trayectoria legislativa de D’Ávila. Una de las últimas iniciativas que impulsó –y que fue aprobada– en la Asamblea Legislativa de Río Grande del Sur fue la de dar licencia maternal a las madres que adoptan a un niño de cualquier edad y ampliar la licencia paternal de 15 a 30 días. “Siempre digo que la maternidad transformó mi militancia, ¡qué bueno ver eso reflejado en nuevas leyes!”, celebró en Facebook.

A través de las redes sociales D’Ávila no sólo difunde sus ideas políticas sino que también permite a sus seguidores entrar en su vida privada. Selfies con integrantes de su familia, videos cortos de su hija junto a su marido –el cantante Duca Leindecker–, mensajes por el aniversario de su casamiento y comentarios como el siguiente: “Estoy yendo para São Bernardo do Campo. Es el cumpleaños de Duca, pero él me abrazó y entendió, como siempre”. Lo escribió en Instagram el día que se emitió la orden de detención contra Lula y el ex presidente se atrincheró en el Sindicato de los Metalúrgicos de esa ciudad.

Elecciones que vienen

Las redes sociales también son utilizadas por D’Ávila para promover sus ideas políticas y su candidatura. “[El presidente, Michel] Temer es incapaz de garantizar la seguridad del pueblo”, escribió en Facebook después de que el mandatario ordenara la intervención del Ejército en la seguridad pública de Río de Janeiro. En la misma publicación afirmó que el “uso indiscriminado” que hace el gobierno de las Fuerzas Armadas “es indeseable y peligroso” y que “la salida para una crisis como la carioca no pasa por una acción única o de fuerza”. Además, responsabilizó al gobierno neoliberal de la crisis en curso en Río de Janeiro y en otros estados brasileños: “El abandono de la inversión pública, los recortes de presupuesto y la ausencia de políticas de crecimiento económico contribuyeron a que se agrave una situación que ya era difícil”, consideró.

En las últimas semanas D’Ávila ha celebrado la unión de los partidos de izquierda, que se ha producido sobre todo como consecuencia de la detención de Lula, a quien ella acompañó en los últimos días en São Bernardo do Campo junto a Guilherme Boulos, líder del Movimiento de los Trabajadores Sin Techo y precandidato del Partido Socialismo y Libertad. Sin embargo, la líder comunista –que aparece con una intención de voto de 2% en las encuestas– también se ha mostrado contraria a promover una candidatura única de partidos de izquierda para la primera vuelta electoral del 7 de octubre; considera que sí se impone la búsqueda de una unidad con miras a la segunda vuelta electoral, prevista para el 28 de octubre.