El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, canceló ayer un acuerdo que había alcanzado con el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) para evitar la deportación de inmigrantes africanos. El pacto, que había sido anunciado horas antes por Israel, preveía que 16.250 inmigrantes fueran trasladados a otros países de Europa y América del Norte, en vez de ser deportados a estados africanos donde corren el peligro de ser perseguidos o de caer en redes de trata de personas.
Netanyahu dijo ayer que llegó a la decisión “después de evaluar ventajas y desventajas” y de haber hecho consultas con el ministro del Interior, Aryeh Deri, así como con profesionales y vecinos de la zona sur de Tel Aviv, donde vive la mayoría de los inmigrantes y solicitantes de asilo africanos.
Cuando el gobierno anunció el plan, en enero, miles de personas salieron a las calles tanto para manifestarse en contra de la decisión como para solidarizarse con los inmigrantes, que en su mayoría son eritreos y sudaneses. Por otra parte, el acuerdo generó el rechazo de los sectores políticos de derecha y del propio partido gobernante, Likud, que el lunes pusieron el grito en el cielo después del anuncio.
Ayer, ACNUR recibió la decisión de Israel “con pena” y exhortó al gobierno a que la “reconsidere”. Según la agencia, el acuerdo, “que hubiera beneficiado tanto a Israel como a las personas que necesitan asilo, sigue siendo el mejor para todos”.