La relación entre los presidentes de Francia, Emmanuel Macron, y de Estados Unidos, Donald Trump, empezó con el pie izquierdo, en particular por roces en cuestiones como el cambio climático o el acuerdo nuclear con Irán. Sin embargo, la relación empezó a consolidarse en julio, cuando ambos se reunieron en París, y terminó de afianzarse ayer, cuando Macron se convirtió en el primer líder extranjero que Trump recibió en visita de Estado desde que llegó a la Casa Blanca, hace 15 meses.

El mandatario estadounidense le dio la bienvenida a su par francés en una ceremonia muy colorida que se inició con el sonido de flautas y el repique de tambores, precedidos por el tradicional saludo de 21 salvas de cañón. En sus palabras de bienvenida, Trump dijo haber desarrollado en el último año “una maravillosa amistad” con Macron, lo que es “un ejemplo de la amistad duradera que une” históricamente a sus países.

Más tarde, los dos presidentes se encerraron en el Despacho Oval para tratar los temas incluidos en la agenda. Se esperaba que el encuentro estuviera plagado de muestras de esa “amistad” que los dos presumen tener, pero también que limaran asperezas sobre los temas en los cuales no han encontrado consensos.

El acuerdo nuclear iraní –firmado en 2015 por Alemania, China, Estados Unidos, Francia, Reino Unido y Rusia– fue el tema central de la conferencia de prensa conjunta que dieron después de la reunión. La visita de Macron se produce en un momento decisivo, porque Trump dio un ultimátum a Francia, Alemania y Reino Unido para que negocien con él un pacto paralelo que corrija los “defectos” del arreglo original antes del próximo 12 de mayo. Si no acceden, amenazó con retirarse del acuerdo.

Macron pisó Washington con el objetivo de convencer a Trump de que no cumpla con esa amenaza, porque, a su juicio, Washington y Europa “no tienen ningún plan B”. Para el gobernante francés, el resultado de la reunión fue positivo. “Queremos, a partir de ahora, trabajar en un nuevo acuerdo con Irán”, anunció en la conferencia. Ese nuevo pacto, dijo, deberá girar en torno a cuatro ejes: “cubrir toda la actividad nuclear de Irán”, terminar “con la actividad nuclear y militar iraní a largo plazo”, “detener las actividades balísticas en la región” y “crear las condiciones para la estabilidad política en la región y contener la influencia iraní”.

En un tono menos entusiasta, Trump dijo que sólo podrá alcanzar un nuevo acuerdo con Teherán si tiene “cimientos sólidos”, porque “el de ahora tiene cimientos decadentes”.

En paralelo, en Ginebra, el embajador iraní ante la Organización de las Naciones Unidas, Reza Najafi, ratificaba su rechazo a renegociar o modificar de alguna manera el “exitoso” acuerdo nuclear que alcanzó en 2015 con los seis países. Además, acusó a Estados Unidos de actuar de forma “temeraria” al amenazar con abandonar el pacto.

Sobre Siria, Trump y Macron insistieron en su voluntad común de trabajar para una solución política que garantice la estabilidad del país, más allá de su cooperación militar. Los dos líderes acordaron que el conflicto debería abordarse en discusiones más amplias en todo Medio Oriente para, entre otras cosas, estar seguros de que no habrá “ningún tipo de hegemonía” en Siria, en palabras de Trump.

Consultado por un periodista sobre el retiro de las tropas estadounidenses de ese país, Trump respondió que le gustaría “irse” de Siria, especialmente porque sus fuerzas “han hecho un gran trabajo” en su lucha contra el grupo yihadista Estado Islámico (EI) allí y en Irak. Sin embargo, aseguró que los soldados no “volverán a casa” sin antes dejar “una huella fuerte y duradera”. No se animó a estimar fechas.

Su par francés, en tanto, dijo que su país decidió “aumentar la contribución” a la coalición internacional que actúa en Siria, con el objetivo principal de “terminar el trabajo contra EI”. Sólo así, agregó, se podrá “construir la paz”.

Otro tema central en el orden del día fue el de la caducidad, el 1º de mayo, de la exención que Trump le concedió a la Unión Europea (UE) para librarla temporalmente de los aranceles que impuso al acero y el aluminio. Trump aprobó estas medidas en marzo con el argumento de proteger a la industria siderúrgica de su país, que según dijo está “diezmada” por un comercio internacional injusto. Pero el plazo se acaba la semana que viene.

En este punto, los gobernantes también mostraron un tono conciliador. Macron descartó que haya una “guerra comercial” entre la UE y Washington, aunque reconoció que “el exceso de producción de acero y aluminio” es uno de los desafíos globales a trabajar, siempre de manera “multilateral”. Por su parte, Trump insistió en que las barreras comerciales de la UE son “inaceptables”, pero reconoció que su país está negociando con el bloque europeo “muy en serio”.

En cuanto a Corea del Norte, el presidente estadounidense fue tan breve como contundente: “Es muy simple: queremos que se deshagan de sus armas nucleares”.