Como a muchos ministros del gobierno de Mauricio Macri, a Lino Barañao se lo ha responsabilizado de defender una política de recortes de recursos en su cartera. Pero el titular de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva también acumula críticas por comparar a los militantes contra los agrotóxicos con “borrachos” o por alojar en las instalaciones del ministerio un encuentro sobre “ciencia y espiritualidad”.

La organizadora de esa charla, el 23 de marzo, fue la Fundación Columbia de Conciencia y Energía, que en su página web ofrece cursos y talleres de “sanación con cristales”, “introducción a las meditaciones de Osho”, “danza primal” y “análisis de la película Matrix segunda”, entre muchísimos otros. El 23 de marzo, esa fundación tuvo la oportunidad de convocar a un “Encuentro gratuito de ciencias y espiritualidad” en las instalaciones del Centro Cultural de la Ciencia, que depende del Ministerio de Ciencia y Tecnología argentino. La decisión de las autoridades de avalar así esa actividad fue repudiada por el Consejo Directivo de la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad de Buenos Aires y por la Asociación Física Argentina (AFA).

“La presentación de creencias sin sustento empírico como si fuesen resultados de la ciencia es una práctica que suele llamarse ‘pseudociencia’, y constituye una estrategia engañosa usual para obtener credibilidad”, manifestó en una carta la AFA. Por su parte, según informó el periódico Tiempo Argentino, la Facultad de Ciencias Exactas manifestó su “enérgico repudio” y reclamó al ministerio “una disculpa pública por haber facilitado sus instalaciones para una actividad de una fundación que promueve la pseudociencia”. El vicedecano Luis Baraldo dijo a ese periódico: “Nuestra responsabilidad como científicos no es sólo definir qué es ciencia, sino también denunciar qué no es ciencia”.

Estaba previsto que el propio ministro Barañao fuera el anfitrión del encuentro, pero finalmente no asumió ese papel. En otra ocasión, el año pasado, el funcionario visitó la sede de la Fundación Columbia y dio allí un discurso en su calidad de ministro de Ciencia y Tecnología. La AFA manifestó que Barañao “no debería relacionarse, en el marco de sus funciones”, con “personas o instituciones que promuevan la pseudociencia”, y en su carta le pidió al ministro que, “en caso de juzgar” que el encuentro de marzo estaba enmarcado “dentro de las competencias del ministerio que tiene a su cargo”, por qué.

Ajustable

El episodio de la Fundación Columbia se suma a una larga lista de acciones y frases polémicas del ministro de Ciencia y Tecnología, que se acumulan desde que asumió el actual gobierno, el 10 de diciembre de 2015.

Barañao sorprendió ese año cuando se supo que había aceptado seguir al frente del Ministerio de Ciencia y Tecnología durante la presidencia de Mauricio Macri, pese a que había apoyado la candidatura de su principal rival, Daniel Scioli. Se convirtió así en el único integrante del gabinete de Cristina Fernández que siguió en su cargo pese al cambio de gobierno.

Todos los actores políticos involucrados aclararon que la decisión de Barañao de aceptar el cargo contaba con la aprobación de la presidenta saliente. “Ella avaló explícitamente mi continuidad y [dijo] que era mi responsabilidad defender lo que habíamos hecho”, dijo el funcionario.

Tiempo después, cuando el ministro llevaba cerca de un año de gestión en el gabinete de Macri, la ex presidenta compartió en Twitter una columna de opinión de Roberto Caballero, de Tiempo Argentino, en la que se comparaba al funcionario con Dr Jekyll y Mr Hyde. “Lino Barañao fue el ministro de una política realmente exitosa del kirchnerismo. Ahora, también como ministro pero del gobierno de Mauricio Macri, se transformó en el rostro de lo inverso: una política de recortes presupuestarios que desmorona los avances conseguidos en el área de Ciencia y Tecnología durante 12 años y medio”, escribió Caballero. Agregó que Barañao pasó de fomentar la repatriación de científicos a impedirles la entrada en el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet), y que incluso les recomendó que se fueran “a la órbita privada o al extranjero nuevamente”. En respuesta a la publicación de la columna por parte de Fernández, el ministro llegó a comparar estas diferencias políticas con una relación personal: “Me llevo muy bien con todas mis ex, salvo con la ex presidenta”.

La gestión de Barañao junto a Macri fue motivo de distintas protestas, en particular en rechazo a los recortes. Fueron ocupados, en distintos momentos, tanto el ministerio como el Conicet. En 2016, cuando investigadores, estudiantes universitarios y docentes participaban en una manifestación frente al Congreso en reclamo de mayor presupuesto para Ciencia y Tecnología, Barañao dijo, irónico: “Es la primera vez que se analiza con tanto detalle un presupuesto”.

Así, el funcionario ha logrado enojar a gente de distintos ámbitos. A fines de abril volvió a hablar en público, y esta vez fue la Red Nacional de Acción Ecologista la que consideró que Barañao debería pedir disculpas. “La diferencia entre un ecólogo y un ecologista es la misma diferencia que hay entre un enólogo y un borracho”, dijo el ministro, y agregó: “Estoy seguro de que ha muerto mucha más gente en accidentes de tránsito o electrocutada que por el uso de agroquímicos en los cultivos. Sin embargo, ninguna de estas organizaciones ha salido a manifestarse en contra del automóvil o de la energía eléctrica”.