Frente a miles de personas, con una camisa blanca y un chaleco antibalas de color claro debajo. Así cerró su campaña el candidato de izquierda para las elecciones colombianas del domingo, Gustavo Petro, ante decenas de miles de personas, en Bogotá. Este ex guerrillero del Movimiento 19 de Abril (M-19) ha tenido un extenso derrotero por varios partidos de izquierda, que ha liderado y luego abandonado. Se presenta como un continuador de lo que denomina “las voces antiguas” del progresismo colombiano.
La lista de esas voces que ha enumerado en varios de sus actos empieza con Rafael Uribe Uribe, un militar y político asesinado a machetazos en 1914; sigue con Jorge Eliécer Gaitán, un líder del sector más izquierdista del Partido Liberal que fue baleado en 1948; y cierra con Luis Carlos Galán, que era el candidato liberal a la presidencia en 1989, cuando lo mataron. Otros nombres que han sido mencionados por Petro son los de Carlos Pizarro, el desmovilizado líder del M-19 que fue asesinado en 1990, y los de varios dirigentes de Unión Patriótica, el partido que fue fundado a fines de la década de 1980 por ex guerrilleros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el Ejército de Liberación Nacional. Los líderes de Unión Patriótica fueron sistemáticamente asesinados.
Tantos referentes progresistas murieron de ese modo en Colombia que “se habla de un genocidio político de la izquierda”, dijo a la cadena BBC el politólogo Nicolás Díaz-Cruz. Petro se exilió en Bélgica durante dos años en la década de 1990, cuando las amenazas contra su vida se reiteraban, y varios de sus familiares también han dejado el país esporádicamente por temor.
Teniendo en cuenta esta violencia y el hecho de que la izquierda no suele contar con una intención de voto fuerte en Colombia en las presidenciales, se habla del “fenómeno Petro” para referirse al respaldo que obtiene en las encuestas, en las que aparece en el segundo lugar. Esto es especialmente inusual para un candidato que, pese a que forma parte del sistema político colombiano desde la década de 1980, es visto como un renovador. “Hemos tenido un país en el que nada se ha podido cambiar en dos siglos, y a mí me dan ganas de cambiarlo. Ser el primero que lo cambie”, dijo Petro en una entrevista reciente, publicada por The New York Times.
Varios analistas han señalado que, detrás del “fenómeno Petro”, hay una transformación ideológica más profunda en una Colombia que siempre fue considerada “de derecha”. De acuerdo con el Observatorio de la Democracia de la Universidad de Los Andes, en la última década ha aumentado significativamente el número de colombianos que se identifican como de izquierda. Entre 2006 y 2016, el porcentaje de colombianos que se declara de derecha bajó de 43% a 30%, mientras que el de quienes se consideran de izquierda creció de 20% a 31%. Se sigue identificando como de centro alrededor de 40% de los colombianos.
Los politólogos atribuyen ese cambio a varios aspectos. Uno de ellos es el fin del monopolio construido por los partidos Liberal y Conservador que dominaron la política colombiana durante sus primeros dos siglos. Ese monopolio se rompió por el surgimiento de personalismos, primero el del ex presidente Álvaro Uribe y después por el de su sucesor, Juan Manuel Santos. Otro aspecto es la llegada a los cargos de alcalde y gobernador de varios líderes de izquierda, cuyas gestiones han tenido buena aprobación y han servido como trampolín político. Un tercero, más reciente, se divide en dos tiempos: el distanciamiento de partidos de izquierda de las acciones de las FARC, que se definían como marxistas-leninistas, y la posterior desmovilización de la guerrilla.
El fantasma de las FARC se alejó de la izquierda, pero en la campaña colombiana el uribismo promovió otro: el del “castrochavismo”. “Vote para que Colombia no sea otra Venezuela. Vote por Colombia”, dice en Medellín un cartel publicitario gigante del Centro Democrático, el partido fundado por Uribe que promueve la candidatura presidencial de Iván Duque, un político joven que fue elegido por el ex presidente para ocupar ese lugar, y que encabeza las encuestas.
Petro se ha distanciado tanto de Cuba como de Venezuela, y en su cierre de campaña, el domingo, dijo que en el vecino país las elecciones fueron “fraudulentas”. Sin embargo, el uribismo subraya constantemente que algunas de sus propuestas son similares a las políticas que promovió el ex presidente venezolano Hugo Chávez –y otros presidentes de izquierda en la región–: la nacionalización de recursos naturales y de empresas que brindan servicios públicos, el acceso a la educación, la lucha contra la desigualdad y la reforma agraria.