El Parlamento armenio eligió ayer al diputado opositor Nikol Pashinyan como primer ministro del país, en una decisión que podría poner fin a la crisis política que atraviesa el país desde mediados de abril. Pashinyan, líder de la alianza liberal Yelk (“Salida”), recibió 59 votos, seis más de los necesarios para ser investido como jefe del gobierno.

El cargo quedó vacío el 23 de abril, cuando el político electo para ese cargo, Serzh Sargsyan, se vio obligado a renunciar debido a las protestas promovidas por la oposición, que lo acusaba de abuso de poder.

El 1º de mayo, en una primera votación, Pashinyan no logró ser elegido porque el Parlamento –controlado por el entonces gobernante Partido Republicano, de derecha– rechazó su candidatura. Al día siguiente, la oposición convocó a un paro general en todo el país que cortó carreteras en Ereván, la capital, y en pueblos del interior. Ante ese panorama, el Partido Republicano cedió: no sólo aceptó que Pashinyan fuera candidato a primer ministro, sino que además aseguró que no presentaría a ningún aspirante. Hasta ayer, los opositores no confiaban en que cumpliera con la promesa.

Después de la elección de Pashinyan, el Partido Republicano anunció oficialmente que pasaba a la oposición. “Somos un partido con ideología y principios propios. No podemos formar parte del gobierno estando en la oposición”, dijo el portavoz de esa organización política, Eduard Sharmazanov. De todas maneras, la formación cuenta con 58 de los 105 escaños del Parlamento, por lo que el nuevo primer ministro tendrá que liderar un gobierno de minoría.

Ayer Pashinyan se dirigió a la Plaza de la República de Ereván, escenario principal de las manifestaciones, y prometió “grandes cambios” en el gobierno. Dijo que terminará con la corrupción, creará las condiciones para que Armenia se convierta en un país en el que “se puede invertir” y aseguró que, en materia de política exterior, “priorizará” los vínculos “estratégicos” con Rusia. “A partir de ahora, sólo el pueblo armenio decidirá quién estará en el poder”, agregó ante miles de simpatizantes que festejaban el triunfo de lo que ellos mismos bautizaron “la revolución de terciopelo”.

Antes de que termine esta semana, Pashinyan tendrá que presentar al presidente armenio, Armen Sargsyan, las candidaturas de los vice primeros ministros y el resto del gabinete. Además, tiene 15 días para formar el nuevo gobierno y cinco días más para hacer público su programa.