Confiado en su triunfo en las presidenciales, Nicolás Maduro, que se postuló a la reelección, llamó a un “diálogo nacional” para superar la crisis política de Venezuela. Esta crisis quedó en evidencia ayer, en unas elecciones que mantuvieron a oficialistas y opositores atentos al dato de la participación. Un porcentaje alto de votos legitimaría los comicios, mientras que una abstención fuerte mostraría el rechazo a la convocatoria. Al cierre de esta edición, el dato oficial de participación se desconocía.
Cuando quedaba algo más de una hora para votar, el primer vicepresidente del gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), Diosdado Cabello, volvió a llamar a los venezolanos a las urnas. Varios dirigentes oficialistas hicieron lo mismo a lo largo del día.
Más temprano, a seis horas de la apertura de los centros de votación, la participación se ubicaba en torno al 12%, de acuerdo con la coalición opositora Frente Amplio Venezuela Libre y con el propio ministro de Comunicación e Información, Jorge Rodríguez. Cerca del cierre de las mesas, esa alianza política, que llamó a boicotear las elecciones, afirmó públicamente que había votado menos del 30% de los habilitados.
Por su parte, la presidenta de la Asamblea Nacional Constituyente, la oficialista Delcy Rodríguez, dijo que la participación fue “masiva”, “por encima de las amenazas” y de los “chantajes”. La dirigente agregó: “¿Quién fue el gran derrotado de hoy? la abstención”.
Entre los candidatos que participaron de estas elecciones, Maduro llegó al domingo como el claro favorito. Su rival más fuerte en las encuestas era el ex gobernador Henri Falcón, un ex chavista que buscó conquistar a los oficialistas desencantados. Los otros candidatos que dividían el voto opositor eran el ex pastor Javier Bertucci, que apostó por movilizar el voto evangélico, y el ingeniero Reinaldo Quijada, otro antiguo chavista que abandonó las filas del gobernante PSUV cuando Maduro llegó al gobierno, en 2013.
Los integrantes de la principal alianza opositora, la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), decidieron no participar de estos comicios por considerarlos “fraudulentos”. La MUD afirmó que las elecciones fueron adelantadas para perjudicar a la oposición y que el Consejo Nacional Electoral (CNE) no dio las garantías necesarias para que el proceso fuera transparente.
El Frente Amplio Venezuela Libre –que reúne, entre otras organizaciones opositoras, a la MUD–, reiteró ayer el llamado a no votar y pidió a los ciudadanos que actuaran según su conciencia y “sin someterse a chantajes e intimidaciones”.
Las elecciones transcurrieron en medio de denuncias de fraude por parte de la oposición y la negativa de varios gobiernos a reconocer los resultados. Los principales rivales de Maduro, Falcón y Bertucci, acusaron al PSUV de “violar” las leyes electorales. El primero dijo que tiene “documentadas” más de 1.400 denuncias de violaciones a la ley electoral, muchas de estas en el marco de los llamados “puntos rojos”, las carpas que instaló el oficialismo cerca de los centros electorales para informar a los votantes y registrarlos mediante el “carné de la patria”. Falcón denunció además que, durante las semanas previas a las elecciones, Maduro ofreció pagar un bono mediante ese carné a quienes fueran a votar “libremente”.
En la misma línea, Bertucci dijo que su equipo recibió “más de 380 denuncias” de que los “puntos rojos” estaban “casi al lado de los centros de votación”. Esto constituye un “acto antidemocrático”, consideró el candidato, porque el gobierno acordó ubicar estas carpas a 200 metros de distancia de esos centros.
En cambio, “acompañantes internacionales” destacaron la “normalidad” del proceso de votación. Usó esa palabra el ex presidente de Ecuador Rafael Correa, que se refirió a la “impecable organización”, mientras que la dirigente política colombiana Piedad Córdoba dijo a la agencia Nodal que la votación “ha sido muy tranquila, muy calmada, con participación de la gente y sobre todo con mucho respeto”.
Maduro votó temprano, apenas tres minutos después de que abrieran los centros electorales, a las 6.00. Una vez que emitió su voto, el presidente prometió impulsar “muchos cambios” en el país, pero especialmente en el gobierno, que tiene que ser “inclusivo”, “de unidad nacional”, “de diálogo” y de “acción permanente” con el pueblo.
Argumentó que en estas conversaciones, a diferencia de los fallidos procesos de diálogo llevados en los últimos años con la oposición, serían interlocutores los “sectores organizados, empresariales y trabajadores”. El objetivo, precisó, será alcanzar “un gran acuerdo económico de desarrollo, recuperación y prosperidad” para lograr un nuevo sistema de fijación de precios y crear un “sistema de distribución y comercialización que abarque a todo el país”.