Mientras el peso argentino se devalúa, y apretado por una inflación que no logra moderar, el equipo económico del gobierno de Mauricio Macri resaltó ayer “la confianza que inspira el presidente” y afirmó que el país está “volviendo a un escenario de menor volatilidad”. Los ministros de Finanzas, Luis Caputo, y de Hacienda, Nicolás Dujovne, dieron una conferencia de prensa conjunta al cierre de la jornada, después de que el dólar cerrara por debajo de los 25 pesos argentinos, la cotización que había alcanzado el lunes, y de que se cumpliera el vencimiento de las Letras del Banco Central (Lebac). Dieron a entender que la crisis está pasando y celebraron la colocación de bonos del Tesoro Nacional en pesos a tasa fija, lo que consideraron una demostración de confianza en el gobierno durante “el peor día para los mercados emergentes”, según dijo Caputo.
Los ministros no dieron información concreta sobre las Lebac, 60% de las cuales vencían ayer, sino que se limitaron a asegurar que “no hubo problemas” al respecto. Los diarios La Nación y Clarín, así como el medio digital Infobae, informaron, citando fuentes que pidieron no ser identificadas, que se renovó la totalidad de esas letras y se recibieron ofertas para comprar más. Esto fue interpretado por esos medios como una señal de confianza de los mercados ante la decisión del Banco Central y del gobierno de fijar la tasa de interés para las Lebac en 40% y de frenar el alza del precio del dólar en 25 pesos, lo que le ha costado a la autoridad monetaria la venta de miles de dólares de reservas de manera casi diaria.
Pero los festejos llegan hasta ahí: ayer también se conoció el dato de la inflación de abril, que fue de 2,7%, impulsada principalmente por las tarifas de los servicios públicos y del transporte, así como de otros sectores que aumentaron sus precios en consecuencia, como vestimenta y calzado. Si se consideran los últimos 12 meses la inflación creció 25,5%, y en lo que va del año, 9,6%, demasiado cerca del 15% proyectado por el gobierno para el final de 2018.
Además, la devaluación del peso argentino hace prever que el dato de mayo no será tan bajo como pretendía el gobierno, sino que puede llegar a 2%, según analistas consultados por La Nación. Dujovne reconoció, en la conferencia de prensa, que a raíz de las “turbulencias” del dólar este año habrá “más inflación y menos crecimiento”.
A pesar de esta situación, el gobierno mantiene la meta de 15% para la inflación y es el tope que está imponiendo para los aumentos alcanzados en las negociaciones colectivas, conocidas como “paritarias”, que empezarán a regir el 1º de julio. Algunos sindicatos ya han protestado por este tope y la caída del salario real que implicará a lo largo del año. Ayer se les sumó una carta enviada por Hugo Moyano, líder del sindicato de camioneros, al ministro de Trabajo, Jorge Triaca, en la que le advierte que esa organización reclamará que el aumento de los salarios sea de 27%. “La realidad inflacionaria que sufre nuestro país ha hecho del trabajador la mayor variable del ajuste”, recrimina Moyano.
En otra señal de protesta contra el gobierno, la organización Barrios de Pie instaló ayer al mediodía varias ollas populares frente al Banco Central, y reclamó que no sea la población la que tenga que “pagar de nuevo los platos rotos”.