El equipo económico argentino que viajó a Washington para comenzar las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI) confirmó que se pedirá un “acuerdo financiero stand by de alto acceso”, aunque no reveló el monto. Advirtió que las negociaciones de este tipo duran “típicamente cerca de seis semanas”.

El acuerdo stand by es el mismo que el FMI concedió a Argentina en el año 2000, durante el gobierno de Fernando de la Rúa. Según la información del FMI en su página web, este tipo de préstamo permite a los países responder a sus obligaciones y respaldar políticas que los ayuden a “salir de la crisis”, una palabra que los integrantes del Ejecutivo siguen rehusándose a utilizar.

Al solicitar un préstamo, el país “acuerda ajustar sus políticas económicas para superar los problemas que lo llevaron a tener que pedir financiamiento”, manifiesta en su página web el FMI. Con ese objetivo, afirma, se establecen metas cuantitativas cuyo cumplimiento condiciona que se sigan entregando los fondos.

El jefe de gabinete, Marcos Peña, dio ayer una conferencia de prensa en la que volvió a hablar de la habilitación de “una línea de créditos” –no de un préstamo–, sin despejar la duda de si el gobierno efectivamente gastará el dinero que le preste el FMI o si simplemente lo utilizará para mostrarlo como una garantía ante los acreedores. Peña dijo que “hasta ahora no ha habido ningún planteo ni condicionamiento del FMI”, aunque esto probablemente se deba a que las conversaciones recién comenzaron ayer.

Algunas pistas de lo que puede pedir el FMI se encuentran en sus últimas evaluaciones de la economía argentina. En abril, el organismo celebró la aprobación de la reforma jubilatoria, el pacto fiscal con las provincias y la tendencia al “fin de los subsidios” en las tarifas de los servicios públicos -que se tradujeron en enormes aumentos-. Aun así, señalaba que era necesario reducir “los altos y distorsivos impuestos que afectan la economía argentina”. Previamente, en diciembre, advertía que era “esencial” una reducción del gasto público, “en particular [...] en salarios, pensiones y transferencias sociales”.

El dólar volvió a cerrar al alza ayer en el mercado cambiario. “Tenemos que acostumbrarnos al tipo de cambio flotante”, dijo ayer Peña, restándole importancia a una tendencia que se mantiene desde hace más de una semana y que ha alarmado a los mercados y a la población, con el fantasma de 2001 en la memoria.

Tampoco fueron alentadoras para Macri las reacciones de la oposición. “Esto no se soluciona corriendo a Washington”, dijo el ex ministro de Economía Alex Kicillof, kirchnerista, antes de acusar al gobierno de crear “una enorme incertidumbre en la política económica”.

El jefe de la bancada del Partido Justicialista en el Senado, Miguel Ángel Pichetto, también fue crítico, aunque en un tono más moderado. “Acá se está pagando por la mala praxis que demostró el gobierno”, lamentó, antes de agregar: “Esto de que ahora hay un FMI más bueno y confiable no me lo creo. Siempre pide ajuste”. Desde el Frente Renovador, Alberto Fernández dijo que “es muy grave lo que está pasando” y que tiene “la sensación” de que el país retrocedió “15 años”. A su vez, tanto desde el Frente Renovador como desde el kirchnerismo se le exigió al gobierno que el acuerdo con el FMI pase por el Congreso.