El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, fue proclamado ayer por el Consejo Nacional Electoral (CNE) como ganador de las elecciones del domingo, que han sido cuestionadas por la oposición y múltiples gobiernos que las consideraron “fraudulentas”.
La titular del ente electoral, Tibisay Lucena, informó ayer, en el acto de proclamación, que Maduro obtuvo 67,8% de los votos, frente al 21% que consiguió su rival más cercano, el ex gobernador Henri Falcón. El apoyo al líder chavista constituyó el 46% del censo electoral, precisó la funcionaria. En tanto, la abstención se ubicó en 54%, el índice más alto en unas presidenciales venezolanas en las últimas dos décadas.
Minutos después de recibir las credenciales para gobernar hasta 2025, Maduro aseguró: “Nadie nos ha regalado esta victoria, ni hoy ni nunca. La hemos conquistado palo a palo, voto a voto”.
Después, anunció que hoy mismo iniciará un “ciclo de diálogo” con “todos los sectores políticos, económicos y culturales del país” para la “reconciliación nacional” que anuncia desde hace semanas. En esa línea, ordenó al vicepresidente Tareck el Aissami que organice jornadas “operativas” y “eficaces” para incentivar esas conversaciones entre todos los venezolanos y pidió específicamente a los Consejos Comunales, los Comités Locales de Abastecimiento y Producción y a las “organizaciones de base” que lleven propuestas para solucionar los problemas del país.
A la vez, dijo que está abierto a recibir a “todos los partidos políticos” y les pidió “soluciones concretas”. A su entender, la clase política, si está unida, tiene “la capacidad metodológica para aterrizar las propuestas sobre el tipo de cambio, el sistema de precios, el sistema distributivo y los temas del servicio público”.
Por el momento, la oposición no se ha mostrado dispuesta a asistir a un nuevo diálogo con el gobierno de Maduro. El último intento fracasó a principios de febrero, cuando los partidos opositores se negaron a firmar un acuerdo en el que, según consideraron, no estaban contempladas sus demandas. Entre otras cosas, reclamaban la habilitación política de los líderes Henrique Capriles y Leopoldo López y la legalización de algunos partidos, incluida la principal alianza opositora del país, Mesa de la Unidad Democrática.
Como muestra de que está comprometido con esa “reconciliación nacional”, el presidente venezolano pidió a la Asamblea Nacional Constituyente (ANC) –integrada únicamente por oficialistas– que revise los casos de los opositores que se encuentran en prisión, para concederles “beneficios” procesales. “Por favor, promuevan con mi aprobación como jefe de Estado un conjunto de medidas de beneficios para sectores de la oposición que hayan incurrido en errores y problemas”, solicitó Maduro a la Comisión de la Verdad de la ANC. Aclaró enseguida que esos “gestos” con los opositores presos no estarán dirigidos a los “asesinos”.
Su solicitud tuvo lugar el mismo día en que los familiares de políticos presos exigieron a la Fiscalía venezolana que les dé garantías de que esos opositores están vivos y se encuentran en buenas condiciones de salud, luego de denunciar que llevan siete días sin que se les informe sobre su estado. Al respecto, la organización civil Foro Penal Venezolano dijo ayer que la situación de los “presos políticos” –que cifra actualmente en 338– es en este momento “grave”, porque no se conoce información de algunos de ellos y se sabe que otros no están recibiendo la atención médica que necesitan.
Junto a otros anuncios de carácter económico y social, Maduro también aprovechó el acto en la sede del CNE para declarar “persona no grata” al encargado de negocios de Estados Unidos en Caracas, Todd Robinson, y le dio 48 horas para abandonar el país. Se trata del principal funcionario diplomático estadounidense en el país, porque Washington y Caracas llevan ocho años sin intercambiar embajadores.
Maduro acusó a Robinson de participar en una “conspiración militar, económica y política”, así como de haber “violado la ley internacional de manera descarada”. Dijo que tiene pruebas que respaldan las acusaciones y que las mostrará “luego”. Junto con Robinson, también deberá abandonar suelo venezolano el jefe de la sección política de la embajada estadounidense en Caracas, Brian Naranjo. Las expulsiones fueron dispuestas “en protesta y en defensa de la dignidad de la patria venezolana” y por “la unión e independencia nacional”, argumentó.
Estados Unidos fue uno de los países que no reconocieron la victoria de Maduro en las elecciones del domingo. Al día siguiente, la administración de Donald Trump le impuso a Venezuela nuevas sanciones económicas.