A pesar de los múltiples esfuerzos del presidente italiano, Sergio Mattarella, por salvar al país de la parálisis política, Italia no logra salir de la crisis y se encamina a repetir las elecciones. Las últimas, celebradas hace 86 días, no arrojaran un claro vencedor.

El último intento de Mattarella tuvo lugar ayer, cuando le encargó la formación de un gobierno al economista Carlo Cottarelli, ex dirigente del Fondo Monetario Internacional (FMI). El presidente tomó la decisión sin consultarlo con los sectores políticos, y lo hizo un día después de rechazar la propuesta de gobierno de la ultraderechista Liga Norte y el Movimiento 5 Estrellas, los partidos más votados en marzo. El presidente argumentó que no podía aprobar un Ejecutivo que impulsara como ministro de Economía a Paolo Savona, un crítico del euro y la integración europea.

Esto provocó el enojo de las dos formaciones, que acusaron a Mattarella de traicionar a los votantes. El líder del Movimiento 5 Estrellas, Luigi Di Maio, incluso pidió al Parlamento que inicie un proceso de destitución contra el presidente. La idea, sin embargo, no fue secundada por el titular de la Liga Norte, Matteo Salvini, quien llamó ayer a “mantener la calma” y, en declaraciones a Radio Capital, afirmó: “Algunas cosas no se pueden hacer desde la ira [...]. No quiero hablar de destituciones”.

Por el momento, el partido de Di Maio se limitó a llamar a una movilización en Roma para este sábado con el objetivo de rechazar el veto de Mattarella a su propuesta de gobierno y defender “el voto de los italianos”, según publicó en su cuenta de Facebook. En paralelo, el Partido Democrático (PD) convocó manifestaciones para el viernes, en Roma y en Milán, “en defensa de la Constitución, del presidente de la república y de las instituciones”, dijo el secretario general temporal del partido, Maurizio Martina.

El PD –al que pertenece Mattarella– es el único que manifestó su apoyo a Cottarelli. El Movimiento 5 Estrellas, la Liga Norte y Forza Italia, el partido que encabeza Silvio Berlusconi, ya adelantaron que no lo respaldarán cuando se vote su candidatura en el Parlamento. De ser así, el gobierno de Cottarelli fracasaría y los italianos tendrían que volver a las urnas.

Ese escenario es el más probable, ya que los dos partidos más votados en marzo tienen la mayoría parlamentaria tanto en la Cámara de Diputados como en el Senado. El panorama es tan desalentador que las fuerzas políticas ya empezaron a barajar posibles fechas de las elecciones, que serían a mediados de setiembre o en octubre.

El propio candidato a primer ministro es consciente de que su gobierno no tiene mucho futuro. En sus primeras palabras tras recibir el encargo del presidente, el economista, de 64 años, explicó que aceptó la propuesta para presentar un programa de gobierno que lleve al país a nuevas elecciones en 2019. Sin embargo, aclaró que en caso de no conseguir la aprobación del Parlamento, dimitirá inmediatamente y seguirá sólo para las funciones urgentes hasta los comicios.

En cuanto a sus planes para Italia, Cottarelli aseguró que su Ejecutivo impulsará “una gestión prudente de las cuentas públicas” y ahondó en la necesidad de entablar “un diálogo constructivo” con Europa. Para frenar los efectos negativos que generó el nombre de Savona en los mercados europeos, agregó que es esencial que el país siga en la zona euro.