“Hoy anuncio que Estados Unidos se retirará del acuerdo nuclear con Irán”, dijo ayer el presidente Donald Trump, ante la mirada atenta del resto del mundo. “Este fue un pacto unilateral horrible que nunca, jamás, tendría que haberse firmado”, argumentó, en referencia al tratado que su país suscribió en 2015 con Irán, Alemania, China, Francia, Reino Unido y Rusia para limitar el programa atómico de Teherán a cambio del levantamiento de las sanciones internacionales. En cambio, abogó por trabajar con sus socios para “encontrar una solución real, integral y duradera a la amenaza nuclear iraní”.

El presidente dijo que la medida de salir del tratado implica también que Washington volverá a imponer “el nivel más alto de sanciones económicas” a Irán para evitar el desarrollo de su programa nuclear.

En varias ocasiones Trump había advertido que abandonaría el pacto si no se modificaba. Para eso, había dado un ultimátum a los países firmantes para que lo revisaran antes del sábado 12. Sin embargo, los aliados no quisieron negociar e intentaron convencer a Washington de que no se retirara. No lo lograron. El gobierno de Trump entiende que el texto vigente no limita la influencia de Irán en Medio Oriente, no aborda su programa de misiles balísticos y no impide de forma permanente que el país desarrolle armas nucleares.

Casi al final de la breve comparecencia, e ignorando todas las declaraciones que Teherán hizo en los últimos meses, Trump se mostró confiado en que los líderes iraníes “al final van a querer negociar un acuerdo nuevo y duradero que beneficie a Irán y al pueblo iraní”. Sin embargo, la primera reacción de Irán fue en el sentido contrario. Minutos después del anuncio, el presidente iraní, Hasán Rouhaní, dijo que su país “continuará” en el acuerdo nuclear de 2015 si se garantizan sus intereses. Con ese objetivo, dijo, su ministro de Relaciones Exteriores, Mohamad Yavad Zarif, negociará en las próximas semanas con los países europeos, Rusia y China.

Por otro lado, Rouhaní dijo que la decisión de volver a imponer sanciones económicas es “inaceptable” y forma parte de una “guerra psicológica y económica” por parte de Estados Unidos, ya que Irán no ha hecho “nada incorrecto” y ha cumplido con “todas sus responsabilidades”.

El Organismo Internacional de Energía Atómica ha ratificado en 11 ocasiones que Teherán está cumpliendo sus compromisos con el acuerdo nuclear. La última vez fue el 30 de abril, después de que Israel acusó a Irán de tener un programa armamentístico nuclear secreto que incumple el pacto internacional. El gobierno iraní lo negó y lo interpretó como una presión dirigida hacia Trump.

El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, fue el primero en felicitar ayer a su par estadounidense. “Trump tomó la decisión correcta al rechazar el desastroso pacto [...] que sólo allana el camino para que Irán desarrolle un arsenal de bombas nucleares en unos años. Quitar las sanciones no ha reducido la agresión iraní y ya ha producido resultados desastrosos”, afirmó.

Menos contento se mostró el presidente de Francia, Emmanuel Macron, que hace pocas semanas visitó Washington para, entre otras cosas, persuadir a Trump de no salir del acuerdo. “Francia, Alemania y Reino Unido lamentan la decisión estadounidense de abandonar el acuerdo nuclear iraní. El sistema internacional de lucha contra la proliferación de armas nucleares está en juego”, dijo Macron en Twitter. Agregó que los países que permanecen en el pacto trabajarán “colectivamente para lograr un acuerdo más ambicioso, que cubra la actividad nuclear después de 2025, los misiles balísticos y la estabilidad de Medio Oriente, sobre todo en Siria, Yemen e Irak”. También el embajador adjunto de Rusia ante la Organización de las Naciones Unidas, Dmitri Polyansk, dijo que las autoridades de su país están “decepcionadas”.

En el mismo sentido se pronunció la alta representante de la Política Exterior de la Unión Europea, Federica Mogherini. Dijo que el bloque está decidido a “preservar el acuerdo”.

Más allá de las consecuencias que pueda traer en el plano geopolítico en Irán y el resto de la región, la decisión de Trump también genera incertidumbre sobre el futuro de los vínculos que reforzó en el último año con sus aliados europeos, China y Rusia.