El presidente venezolano, Nicolás Maduro, y la titular del Consejo Nacional Electoral (CNE), Tibisay Lucena, defendieron la legitimidad de las elecciones presidenciales que se celebrarán el domingo, ante las críticas que llegan desde el exterior.

La convocatoria a votar fue rechazada por gran parte de la oposición, en su momento aglutinada en la Mesa de Unidad Democrática (MUD). Después de que a comienzos de año fracasara el diálogo entre la oposición y el gobierno, que se desarrolló en República Dominicana, y de que se convocaran las elecciones, se conformó el Frente Amplio Venezuela Libre, que reúne, entre otros, a la MUD. Esta alianza llamó a la abstención en las elecciones.

Señaló, entre otras cosas, que fueron adelantadas de diciembre a mayo y esto le dejó poco tiempo a la oposición para prepararse; que el gobierno –mediante el CNE y del Poder Judicial– impidió la participación de muchos de sus principales candidatos e incluso de algunos de los partidos opositores más grandes; y que el CNE no da las garantías necesarias para que las elecciones sean libres y transparentes. La oposición agrega que estas elecciones no fueron convocadas por la Asamblea Nacional, el órgano legislativo en el que es mayoría, tal como indica la Constitución, sino por la Asamblea Nacional Constituyente, integrada sólo por oficialistas.

Estos argumentos han sido tomados por varios países para cuestionar estos comicios y anunciar que no reconocerán sus resultados. El rechazo a la votación llegó desde Estados Unidos, el Parlamento Europeo y el autodenominado Grupo de Lima, que reúne a 14 países de América del Norte y del Sur, entre ellos Colombia, Perú, Argentina y Brasil, y que la semana pasada hizo un “último llamado” al gobierno de Maduro para que suspenda las elecciones “ilegítimas” y “carentes de credibilidad”.

La presidenta del CNE afirmó que se está produciendo una “injerencia grosera” de otros países que buscan “impedir un proceso electoral” que será “transparente y cívico”. En la misma línea se pronunció Maduro, quien aseguró en una entrevista con el canal de televisión France 24 que las presiones externas son “inaceptables” y que “Venezuela tiene un expediente democrático intachable”.

En distintos actos de campaña Maduro ha asegurado que desde el exterior se busca asustar a los venezolanos para que no concurran a votar, y que esto responde a una intención de evitar su reelección y derrocarlo. Incluso acusó a la cerealera estadounidense Kellogg’s de haber actuado con ese objetivo el martes, cuando anunció que cerraba sus operaciones en Venezuela debido al aceleramiento de la crisis económica y la incertidumbre política en el país. Maduro dijo en un acto esa misma noche que la fábrica de la empresa fue tomada por el gobierno y “entregada a los trabajadores” para que se encarguen de la producción.

De los candidatos que compiten con el presidente, es al ex gobernador chavista Henri Falcón que se atribuye un mayor apoyo electoral. El dirigente fue expulsado del Frente Amplio Venezuela Libre después de que anunció que se postularía a las elecciones y desconoció así la decisión de la coalición de no presentarse. En los últimos días Falcón ha multiplicado sus llamados a la oposición a participar en la votación y nuclearse detrás de un candidato para garantizar su victoria ante Maduro, que buscará la reelección por la coalición Frente Amplio Por la Patria.

Los llamados de Falcón no han tenido buenas respuestas. Sólo uno de los otros tres opositores, el empresario Luis Alejandro Ratti, dio de baja su candidatura para respaldar la del ex gobernador. Los demás accedieron a tener conversaciones pero le respondieron con negativas.

Por su parte, el Frente Amplio Venezuela Libre mantiene su llamado a la abstención y redobló la apuesta esta semana, cuando los diputados opositores aprobaron una resolución en la que rechazan las elecciones y llaman a los venezolanos a no participar.

La agrupación opositora viene convocando protestas contra las elecciones desde hace semanas, la última de las cuales tuvo lugar ayer. Sus propios dirigentes reconocen que ya no atraen gente como antes, pero cuentan con que la abstención será alta y demostrará que tuvieron incidencia en el proceso electoral.

A las movilizaciones opositoras se sumaban ayer otras protestas de venezolanos por las condiciones económicas y sociales que están enfrentando. Además de la escasez de productos básicos, existen dificultades para acceder a los servicios de salud, y se registran cortes intermitentes de servicios básicos como el agua o la electricidad. También hay escasez de dinero en efectivo –lo que ha llevado a que se recuperen formas de negociación como el trueque– y de otros productos, como los repuestos para automóviles.

Algunos de estos temas han estado en el centro de la campaña de Maduro, que ha prometido que si gana las elecciones con un gran respaldo vencerá la “guerra económica” que, asegura, está orquestada por Washington.