En las últimas semanas han aumentado en Europa los reclamos de modificar la política migratoria para volverla más restrictiva. Esto ocurre en especial en Alemania, donde la canciller Angela Merkel enfrenta exigencias dentro de su propio partido.
Alemania ha mantenido hasta ahora la política más tolerante con respecto a los inmigrantes indocumentados y los solicitantes de asilo que atraviesan sus fronteras. Merkel, que lidera un partido conservador, la Unión Cristianodemócrata (CDU), ha defendido una política de puertas abiertas para aquellos que llegan a Europa huyendo de la violencia en sus países. Esta postura le costó parte de su popularidad en el pasado, pese a lo cual logró ganar las elecciones.
Sin embargo, ahora la resistencia a la política migratoria de Merkel aumentó, incluso dentro del gobierno. Si el partido Alternativa para Alemania, al igual que toda la ultraderecha europea, rechazaba que se recibiera a los inmigrantes, ahora también lo hace el partido equivalente a la CDU de Merkel en Baviera: la Unión Socialcristiana (CSU). El asunto siempre fue un punto sensible en la relación de dos partidos considerados hermanos. La CSU está presente en una de las zonas más afectadas por la inmigración de indocumentados y no ha cesado de pedir mayores recursos para atender la situación desde el comienzo de la actual crisis migratoria, en 2015.
La tensión más visible en el gobierno alemán es la que existe entre la propia Merkel y su ministro del Interior y líder de la CSU, Horst Seehofer. Después de que Italia se negara la semana pasada a recibir al barco Aquarius con más de 600 inmigrantes rescatados por organizaciones sociales en el mar Mediterráneo, Seehofer participó en una reunión sobre la inmigración con sus pares de dos países europeos que sostienen posiciones mucho más duras que la alemana: Matteo Salvini, de Italia, y Sebastian Kurz, de Austria.
Allí, Salvini dijo que Italia, Austria y Alemania deben conformar un “eje” contra la inmigración ilegal, porque las personas que llegan a Europa a través de Italia cruzan Austria y llegan a Alemania. Tanto Kurz como Seehofer respaldaron la iniciativa. En ese encuentro, el ministro del Interior alemán dijo que su país debe reformular su política migratoria para incluir, entre otras medidas, la expulsión en caliente de los inmigrantes, ya sea al último país europeo en el que se hayan registrado –algo que sucede en los pasos de frontera regulados– o a su país de origen.
En este marco, Seehofer presentó un “plan maestro” para la inmigración que implica cerrar las fronteras de Alemania a todos los refugiados hasta que se domine la inmigración ilegal, una alternativa considerada inviable por Merkel. La propuesta incluso generó una reacción de la secretaria general de la CDU, Annegret Kramp-Karrenbauer (cercana a Merkel), quien dijo que atenta contra las normas comunitarias y amenaza con “separar y debilitar a Europa”.
El lunes Seehofer dijo que si Merkel y sus socios no llegan a una alternativa europea en dos semanas, dispondrá el cierre de las fronteras, algo que tiene el poder de hacer mientras continúe en el cargo de ministro del Interior.
La difícil situación que enfrenta Merkel en la interna de su partido y la urgencia por encontrar una solución común llevó a jerarcas europeos a dar pasos en este sentido. Para el jueves 28 está convocada una reunión del Consejo Europeo que se centrará en este asunto. Para ir preparando el terreno, el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, anunció que había convocado a una reunión de trabajo informal para el domingo. Al encuentro fueron convocados gobernantes europeos “interesados en encontrar soluciones de cara al próximo Consejo Europeo”.
Según medios de Europa, los países invitados son aquellos cuyos gobiernos o instituciones fueron etiquetados por Juncker al anunciar la reunión en Twitter: Italia, Grecia, España, Malta –los países más afectados por la inmigración desde el sur–, Bulgaria, Austria –actual y próximo presidentes de turno de la Unión Europea–, Alemania y Francia –países que suelen delinear las principales políticas del bloque–.
En la antesala de estos encuentros, la Comisión Europea reveló el martes que está trabajando en un plan que incluye, entre otras cosas, la creación de “plataformas regionales” que cuenten con centros de acogida administrados por la Unión Europea y la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en el norte de África. El plan fue elaborado en conjunto con la Agencia para los Refugiados de la ONU y la Organización Internacional para las Migraciones.
En paralelo, el mismo martes, Merkel recibió al presidente francés, Emmanuel Macron, con quien acordó destinar más recursos a la agencia europea de fronteras, Frontex, para mejorar el control de los límites externos de la UE.