“Los buenos tiempos para los inmigrantes indocumentados han llegado a su fin [...] Llegó la hora de empezar a hacer sus valijas”, dijo en un acto político el nuevo vice primer ministro y titular de la cartera de Interior de Italia, Matteo Salvini, líder de la xenófoba Liga Norte. Estas palabras llegaron el sábado, un día después de que asumiera el nuevo gobierno, surgido de una alianza entre la Liga –como se presenta ahora este partido– y el Movimiento 5 Estrellas, sin pasar todavía por la ratificación del Congreso. Salvini adelantó que el martes podría llevarse adelante una votación que no presentará mayores obstáculos porque ambos partidos tienen la mayoría parlamentaria.
El nuevo primer ministro, Giuseppe Conte, no ha hecho grandes anuncios, pero Italia celebrará el domingo elecciones en algunos municipios y tanto Salvini como el líder del Movimiento 5 Estrellas, Luigi Di Maio, han salido a las calles para asegurar que respetarán sus promesas de campaña. Salvini quiere recortar los fondos destinados a la ayuda a los inmigrantes ilegales y activar un sistema que permita repatriarlos rápidamente. Por su parte, Di Maio, que también es vice primer ministro y, además, ministro de Desarrollo Económico y Empleo, anunció que ya está pronto el proyecto de ley con el que se otorgará un subsidio a los ciudadanos italianos que se quedan sin trabajo, una de las principales promesas del movimiento. También indicó que entre sus prioridades estará modificar la reforma laboral para promover el trabajo estable.
Otro de los integrantes del Ejecutivo que habló en público fue el nuevo ministro de Familia y Discapacidad, Lorenzo Fontana, de la Liga Norte. En una entrevista dijo que “la familia es la natural, donde un niño tiene una madre y un padre” y que “no existen” cuando son formadas por parejas de personas del mismo sexo. Agregó que una de sus metas como ministro será “disuadir a las mujeres de abortar”.
El nuevo gobierno promete representar un reto también para la Unión Europea, bloque en el que empezará a participar en reuniones esta semana. Salvini prometió que “Italia dirá no” al acuerdo de inmigración que establece cuotas y ayudas para los países que más indocumentados reciban. Di Maio dijo que habrá ayudas para los italianos, aunque eso implique incumplir las metas fiscales establecidas por el bloque. Consultado por este tipo de declaraciones, el comisario europeo de Asuntos Económicos, Pierre Moscovici, fue cauto. Dijo que “Bruselas no es el enemigo sino el socio con el que hay que dialogar” y que las normas europeas “son reglas comunes que no son de sumisión, sino de diálogo”.