El debate sobre el proyecto de ley que busca despenalizar y legalizar la interrupción voluntaria del embarazo en Argentina continúa en la Cámara de Diputados, y las posiciones a favor y en contra de la iniciativa se mantenían casi empatadas, con una minoría de legisladores que todavía no había hecho pública su postura. Se esperaba que la sesión se extendiera hasta después de las 8.00 de la mañana de hoy.

Si la iniciativa reuniera los votos necesarios para su aprobación en la cámara baja, el texto tendrá que pasar al Senado. En esa cámara el panorama se prevé más complicado para quienes respaldan el proyecto, basado en la propuesta de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito.

La sesión en Diputados significó la primera vez en la historia del país que legisladores de todos los partidos políticos tuvieron la oportunidad de exponer sus argumentos a favor y en contra del aborto. Si bien se presentaron otros siete proyectos similares en los últimos años, nunca llegaron a la etapa de votación en la cámara.

El encargado de abrir el debate, cerca de las 11.30 de la mañana de ayer, fue el diputado del partido gobernante Propuesta Republicana (Pro) Daniel Lipovetzky, presidente de la Comisión de Legislación General de la cámara baja. “Los miles de abortos que se hacen en la Argentina son un problema que debemos resolver, y justamente por eso estamos tratándolo en este momento”, planteó al inicio de su exposición. Para el diputado, despenalizar la práctica es una cuestión de “salud pública”. En ese sentido, recordó que en el debate intervinieron tres ministros de Salud de dos gobiernos diferentes que, “a pesar de tener visiones distintas en muchas cosas”, coincidieron en que “la legalización del aborto mejora la calidad de vida de las mujeres argentinas”.

Una posición contraria expresó la también diputada del partido gobernante Carmen Polledo, al opinar que “la empatía por la mujer embarazada no puede llevar a privar de la libertad a los otros”. La legisladora consideró que “el niño que crece en el vientre” tiene “derecho a expresarse y para eso debe nacer”. A su entender, el camino para “evitar muertes de mujeres” no es legalizar el aborto sino “redoblar los esfuerzos en políticas de educación sexual y el apoyo obstétrico”.

Probablemente la intervención más polémica fue ayer la del diputado Nicolás Massot, presidente de la bancada del Pro en Diputados, quien defendió su postura contraria al aborto como una defensa de “derechos humanos” del embrión. Con ese argumento, interpeló al diputado kirchnerista Juan Cabandié, hijo de desaparecidos durante la dictadura y nacido en el centro de detención clandestino que funcionaba en la Escuela de Mecánica de la Armada. “Nunca en democracia nos animamos a tanto, Juan, ni en democracia ni de otra manera”, dijo Massot.

Desde su banca, la diputada del Frente para la Victoria Mayra Mendoza lo interrumpió: “En la dictadura sí se animaron”. Él le respondió: “Tampoco en ese momento nos animamos a tanto”. Su identificación en esa primera persona del plural desató una ola de indignación en las redes sociales.

Mendoza, que fue una de las dirigentes políticas referentes de la campaña a favor de despenalizar el aborto, hizo hincapié en dos elementos del debate: el papel protagónico de la lucha de las mujeres y los colectivos feministas para lograr que el proyecto penetrara las paredes del Congreso y la cuestión generacional. Sobre esto último, aseguró: “Hay una revolución de las hijas que llegó para quedarse”. Después, cerró su intervención: “Pasemos a la historia por garantizar derechos. No voten contra las mujeres. [El aborto] Es legal o clandestino”.

En la misma línea habló otra de las diputadas referentes de la campaña verde, Victoria Donda, integrante del Movimiento Libres del Sur. “Acá no estamos discutiendo aborto sí o aborto no. Estamos discutiendo aborto legal o aborto clandestino. Y la clandestinidad mata”, dijo, contundente, pronunciando una consigna que apareció de distintas formas durante todo el debate.

Más adelante, en una clara respuesta a Massot, Donda –hija de desaparecidos al igual que Cabandié–, recordó el plan sistemático de robo de bebés de la última dictadura argentina, que “usó al útero [de las detenidas desaparecidas] como botín de guerra”. Y agregó: “Si alguno quiere hablar de la dictadura, que venga y que me cuente. Yo les puedo decir qué es la clandestinidad. Te pasa por el cuerpo, te sentís sola”.

Afuera del Congreso, la movilización se renovó a lo largo de toda la jornada de ayer. A partir del mediodía, centenares de mujeres acudieron a los alrededores del recinto con sus pañuelos verdes, pancartas y banderas para manifestar el apoyo al proyecto. De tarde, del otro lado de una valla que dividía el espacio en dos, comenzaron a llegar manifestantes “pro vida”, identificados con accesorios celestes. Según muestran las fotos aéreas difundidas en los medios y en las redes, el bando que llegó primero fue notoriamente mayoritario. Por la noche, ambos mantuvieron una vigilia para acompañar el debate.