Los líderes del G7 –grupo integrado por Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido– trataron de resolver sus diferencias en una nueva cumbre que se desarrolló en la ciudad canadiense de La Malbaie, pero tuvieron dificultades para llegar a consensos, especialmente en materia de comercio.

El principal obstáculo fue la férrea posición que adoptó al respecto el presidente estadounidense, Donald Trump, y que bien podría resumirse en el lema “Estados Unidos primero”, que orienta su política exterior desde que llegó a la Casa Blanca. El mandatario aterrizó en la ciudad canadiense unos días después de que su administración aplicó aranceles a las importaciones de acero y aluminio desde Canadá, México y la Unión Europea, bajo el argumento de que el comercio internacional es “injusto” con Estados Unidos.

El sábado, después de dos días de debate y negociaciones, los líderes del G7 finalmente lograron llegar a un acuerdo que, entre otras cosas, insiste en la necesidad de un “comercio justo, libre y mutuamente beneficioso”. En el texto, los jefes de Estado también destacaron la importancia de combatir el proteccionismo, manifestaron su voluntad de “reducir los aranceles, las barreras comerciales y los subsidios” y se comprometieron a modernizar la Organización Mundial del Comercio para “hacerla más justa lo antes posible”. Trump sugirió algunas modificaciones formales, pero terminó firmando el documento junto a sus seis socios.

Trump tuvo que irse antes de que finalizara el encuentro porque tenía que volar hacia Singapur, donde mañana se reunirá con el líder norcoreano, Kim Jong-un, en otra histórica cumbre. Sin embargo, antes de subir al avión, amenazó con seguir restringiendo el comercio con países que, a su entender, han tratado injustamente a Estados Unidos. “Somos como la alcancía de la que todo el mundo está robando”, se quejó Trump. “Esto va a terminar, o nosotros dejaremos de comerciar con ellos”, advirtió.

Más tarde, en la conferencia de clausura del encuentro, el primer ministro de Canadá y anfitrión de la cumbre, Justin Trudeau, afirmó que –a pesar de haber firmado un acuerdo final– la reunión terminó sin consenso en los temas más polémicos, y que nadie consiguió que Trump cambiara de opinión con respecto a su estrategia comercial.

Trudeau también aprovechó para expresar su enojo con el presidente estadounidense. “Los canadienses somos amables y razonables, pero no nos van a avasallar”, enfatizó Trudeau, quien además calificó de “insultante” que Washington haya usado el argumento de la seguridad nacional para subir los aranceles a sus productos.

Las declaraciones del gobernante canadiense hicieron estallar a Trump, quien replicó vía Twitter. El mandatario estadounidense acusó a Trudeau de haberse comportado de forma “dócil” y “suave” durante la cumbre y de ser “deshonesto” y “débil” al decir que los aranceles de Estados Unidos son algo “insultante”. “¡Nuestros aranceles son una respuesta a sus tasas de 270% sobre los lácteos!”, exclamó.

En un segundo tuit, Trump aseguró que había ordenado a los representantes estadounidenses presentes en la cumbre que no respaldaran el acuerdo conjunto, “sobre la base de las falsas declaraciones de Justin en su conferencia de prensa, y el hecho de que Canadá está gravando con aranceles masivos” a los “ganaderos, trabajadores y empresas” de Estados Unidos. Todavía no estaba claro ayer si la orden de retirada tiene consecuencias prácticas ya que, en realidad, el comunicado ya tiene la firma del mandatario.

Desacuerdos

La decisión de Trump de retirar su apoyo al acuerdo final del G7 se suma a otras actitudes unilaterales –como la salida del pacto nuclear iraní– que, en los últimos meses, han distanciado a Washington de sus principales aliados europeos.

La canciller alemana, Angela Merkel, calificó ayer de “deprimente” la manera en la que Trump retiró su apoyo al comunicado de la cumbre. “Habíamos estado hablando seriamente de temas claves, habíamos llegado a un acuerdo y luego la forma en que el presidente retiró su apoyo, mediante un tuit, fue como una ducha fría, y fue incluso deprimente”, dijo Merkel en la Primera Cadena de la Televisión Alemana. Al mismo tiempo, la líder alemana reiteró que Europa tiene que tomar su destino “en sus manos”, en ocasiones junto con Japón y Canadá, ante un presidente de Estados Unidos que tiene una agenda clara y que no está dispuesto a modificarla.

Unas horas antes, el ministro de Relaciones Exteriores alemán, Heiko Maas, había dicho en Twitter que la actitud del presidente estadounidense “destruyó una buena porción de confianza”.

En tanto, el gobierno francés dijo que no era “serio” intentar retirar el apoyo del comunicado final unas horas después de haberlo firmado. La relación entre París y Washington ya era tensa. De hecho, un día antes de que comenzara la cumbre, el presidente francés, Emmanuel Macron, incluso llegó a señalar en una conferencia en Ottawa que la mejor forma de lidiar con la inconsistencia y arbitrariedad de Trump era ignorándolo.

Por su parte, Londres evitó criticar el comportamiento del presidente estadounidense y se limitó a afirmar que “sigue comprometido” con el contenido del comunicado firmado en Canadá, según declaró a la agencia de noticias Efe un portavoz de la primera ministra británica, Theresa May.

Otros pactos

Si bien la situación comercial estuvo en el centro del debate de la cumbre, los siete países también incluyeron otros temas en el acuerdo final. Uno es la condena a Rusia, tanto por el ataque químico contra un ex espía ruso en la localidad británica de Salisbury, que le atribuyen, como por la anexión de Crimea. A la vez, los líderes del G7 exigieron a Moscú “que cese su comportamiento desestabilizador, el debilitamiento de los sistemas democráticos y su apoyo al régimen sirio”. En este punto quedó en evidencia la incongruencia de la firma de Trump que, el mismo día en que se cerró el acuerdo, sugirió que el G7 debería volver a incluir a Rusia, una propuesta que fue rechazada por todos los demás socios.

En otra alusión a Rusia, esta vez implícita, los países del G7 también se comprometieron a tomar acciones contra “elementos extranjeros que quieren socavar” sus “sociedades democráticas e instituciones”, sus “procesos electorales”, su “soberanía” y su “seguridad”. Con ese cometido, acordaron compartir información entre ellos y trabajar con proveedores de servicios de internet y compañías de redes sociales.

Otro apartado estaba dedicado a cuestiones en las que no se logró un consenso, y que fueron principalmente dos: el cambio climático y el uso de combustibles fósiles. Estados Unidos no firmó la declaración que recomienda “con contundencia” la implementación del Acuerdo de París ni el llamado a colaborar para combatir el cambio climático. Sin embargo, fue el único país que apoyó el punto referido a fortalecer “la seguridad energética global” mediante el uso de “todas las fuentes de energía”.